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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
7
Terror Berlín, antes de la caída del muro. Cuando Marc regresa de un viaje encuentra a su esposa Anna cambiada, muy nerviosa y perturbada. Por fin, le confiesa que tiene una aventura y lo abandona. Marc cae en una terrible depresión que lo lleva casi al borde de la locura. Poco después Marc se entera de que su mujer también ha abandonado a su amante, y la verdad sobre la aventura secreta de Anna se revelará monstruosa.
7 de noviembre de 2009
42 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
No abre «Posesión» vía alguna en clave de apariencias, sino de intimidades. No conviene dejarse arrastrar por su componente inverosímil −por explícito que sea− a partir de un acercamiento puramente material, sino olisquear el fermento de la declaración íntima de Zulawski, somática-visceral, y su perspectiva de crisis personal a través de visiones sensoriales de criaturas, paradójicamente, incorpóreas (por su insistencia en la proyección física de las dolencias del alma).

Evidentemente, ubicar el asunto en un piso del Berlín de primeros 80's (urbanismo minimalista, impávida intimidad hogareña) puede recibirse como la contextualización de la película en la reacción anárquica contra cualquier “institución” despersonalizadora (sociopolítica, matrimonial, paterno-filial, etc.), aunque meterme en esos fangos me parece restarle frescura a la película.

A partir de una fotografía fría, una narrativa hiperactiva, crispada y plano-secuencia, y un histrionismo interpretativo incoherente (los actores deben estar sobreactuados porque la puesta en escena también está hipertrofiada), se ofrece la proyección física (sangres, monstruosidades, rictus esquizofrénicos…) de un psicologismo frenético que repta bajo la recepción de imágenes en forma de metáfora enferma.

Ese quiasmo frágil que es la pareja es la viga que guía la intelección. Pero en cuanto a la multiplicidad de detalles (muchos introducidos, creo yo, con ansias esteticistas), prefiero no cerrar filas en torno a un único camino, y que cada uno se busque en el rechazo que siente la Adjani hacia el marido, en el ataque de mujer imprevisible que sufre Sam Neill, etc.

Desde luego, elementos como la doble de la Adjani, el suicidio del niño, la broma del calcetín rosa…, provocan un ambiente desaforado en el que quizás muchos echen en falta el agarre del punto de vista para encasillar la perturbación en el “cómo, cuándo y quién”. Aunque eso suponga terminar por clasificar lo inclasificable y reducir la cinefilia al periodismo. Además, los defensores de la cinta dirán que el perturbado es Zulawski, claro. Y por ahí el colocón.

Me la tomo como broma macabra, bocanada de aire libre de director que se sujeta poco o nada, zarandeando los límites de la exageración y el despropósito aunque caiga en lo trillado y manido. Más alborotadora que hipnótica, más gratuita que insoldable. Sin embargo, creo yo, susceptible de reivindicación.

Entre «Secretos de un matrimonio», «Al final de la escapada» y «La cosa», por ahí anda, exagerando, «Possession». Película que destaca en su pesimismo cierto de que el amor está en el aire. Y que por eso, a veces, huele como a cadáver.
Bloomsday
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