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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
6
Drama Titta Di Girolamo, un hombre de cincuenta años, lleva ocho viviendo en la habitación de un hotel suizo. Ocho años sin trabajar, fumando en silencio, sentado en el vestíbulo o en el bar del hotel. Una atroz rutina, esperando eternamente a que ocurra algo. Titta observa cómo transcurre la vida sin expresar ningún sentimiento ni emoción. No tiene a nadie. Está solo. ¿Cuáles son los secretos inconfesables de Titta? (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2009
42 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay veces, hay películas, a las que les pido más, a las que les veo intenciones de más. Quizás por el formato, esos planos de fotografía fría y minuciosa que me resultan especialmente sugestivos; quizás por vislumbrar una temática que trasciende lo puramente representado, una presencia latente de algo que permanece callado tras un desarrollo dramático evocador, y que eleva las pretensiones de la película por encima de lo tangible: palabras que no se pronuncian, miradas cruzadas no enfatizadas por textos, prolongaciones de planos que buscan por sí mismos el interior de personajes, etc. Y que es quizás, si lo pienso, quise ver una forma de reflexión a partir de figuras reconocibles de cine comercial pero con las incógnitas del personaje principal, a modo de thriller mayoritario, funcionando en última instancia como confidentes del misterio, éste minoritario, de la condición y desesperación humana.

Esta película -no me lo inventé yo, creo, el tono de la cinta lo apunta- tiene algo de todo eso. Pero también tiene algo de lo contrario: verborrea visual, autocomplacencia, tratamiento superficial de temas interesantes… Y Drum & Bass.

La cuestión es que, ciertamente, el film acaba siendo sofisticado, limpio y exacto visualmente, pero deviene reiterativo en gran parte, y esas intenciones intuidas se diluyen en un tratamiento de la historia demasiado convencional y práctico, adecuado para todos los paladares. Un resultado final –no hablo sólo de la resolución- cómodo y sencillo. Volviendo así abruptamente, por si a alguno le había dado por encontrarle el gusto a los silencios, al territorio de lo tangible. Ni rastro, en el tercio final, de esas promesas de minimalista retórica visual que perfilaron, durante unos minutos, una ficción que era más un simbolismo, y no únicamente un escenario específico destinado a representar realidades.

Una vez superada esa decepción, no obstante, reconozco fiabilidad y eficacia en el desarrollo global de la peli y en un final menor, por su empeño en rastrear tópicos, pero intenso y dramático también, que deja bien a las claras la mañosa pericia y el ingenio de este director. El plano final, ése que tantos suspiros ha levantado, es un ejemplo, creo, de guión majo y bien cerradito que tiene más éxito al trastear la epidermis de la trama que los abismos.
Bloomsday
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