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España España · Gijón
Voto de Sífrit:
7
Cine negro. Thriller Por su participación en la construcción de viviendas para las personas de bajos recursos, Frank Enley (Van Heflin) acaba de ser homenajeado por la gente de Santa Lisa, que ve en él a un hombre bueno y comprometido. Pero, de repente, a la vida de Enley llega Joe Parkson, un hombre discapacitado que le busca con un único objetivo: matarle. Un penoso incidente ocurrido durante la II Guerra Mundial, será removido entonces y la vida para ... [+]
8 de junio de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta cinta, aun siendo, por época y tono, parte del singular cine negro americano, tiene algunas rarezas que la convierten por momentos en una especie de joya. El argumento, que a priori nos presenta un duelo entre héroe y villano, no tarda en mostrarnos el reverso de ambos personajes: la revelación no se deja para el final, sino que se explica al poco de empezar, abriéndose entonces un terreno inestable y bastante imprevisible en su desarrollo (no tanto en su final) más cercano al drama psicológico que al thriller esperado. Se desnuda entonces una historia de personajes angustiados, traumatizados por hechos del pasado, donde nadie es bueno ni malo del todo, algo por otra parte habitual en el cine negro de los 40, pero desde que conocemos el secreto de Heflin el argumento se desvía hacia tonalidades extrañas a los cánones de este género o movimiento, donde los cabos sueltos conforman un relato medio alucinatorio a través de algunas escenas expresionistas no ya en la forma sino en el fondo, y donde las acciones externas que se suceden sin mucha lógica, más que afectar a la trama, cuyo final anunciado resultará inmutable, parecen ocurrir solo para golpear el interior de los personajes. Contribuye también a esta impresión de rara avis y de notable filiación germánica la disposición de los personajes, con los dos hombres reducidos casi a símbolo, mientras las mujeres intentan en vano devolverlos al mundo corriente de la narración clásica. Por hablar de otros detalles, sorprenden igualmente los créditos situados al final de la película y sobreimpresionados en la imagen, algo ciertamente muy novedoso aún en los 40, que se volverá la norma en las décadas siguientes. Sin embargo, a pesar de estos raros atributos, y de la realización y fotografía excelentes, al final todo queda en un esbozo (aunque digno de ver) de lo que podría haber sido un verdadero descubrimiento.
Sífrit
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