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España España · madrid
Voto de East:
6
Drama. Intriga Elena (Marta Nieto) perdió a su hijo Iván, de seis años, en una playa de Francia. Ahora Elena vive en esa playa y está empezando a salir de ese oscuro túnel donde ha permanecido anclada todo este tiempo... Secuela en formato largometraje del cortometraje homónimo del propio Sorogoyen. (FILMAFFINITY)
18 de noviembre de 2019
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los primeros minutos, los que reproducen el corto en el que está basada la película, vemos a una madre y a una abuela angustiadas por la integridad física de un niño de 6 años que se encuentra perdido en un lugar totalmente desconocido para él. Pero sobre todo sobrecoge al espectador la indefensión y el miedo de ese niño, que incomprensiblemente se encuentra abandonado a una suerte más que incierta. En su continuación, 10 años después, nos encontramos a esa madre viviendo en la playa donde desapareció su hijo, una mujer que sufre, emocionalmente herida, sin rumbo, sin alegría. Pero en ningún momento se muestra la relación entre ese dolor y el niño que desapareció, del que no queda rastro alguno, del que no sabemos nada, si sufrió, si murió, si se perdió. La madre no pregunta por él, ese pueblo costero tampoco habla del pequeño, sólo de la locura de su madre, casi como si éste nunca hubiera existido. Así, la madre de los primeros 10 minutos parece que ha dejado de ser madre, nada le une a su hijo, ni un juguete, ni una rememoración, ningún recuerdo le embarga, ya sea remoto o recurrente.

Por eso parece que estamos ante dos películas distintas, la segunda que gira más en torno a un sólo personaje, al interpretado por Marta Nieto, no hay otro punto de vista, nada más le interesa al guionista o director. No parece la misma persona que hemos visto en los diez primeros minutos, ni menos aún que hayan transcurrido diez años entre una y otra. La cámara se centra en ella, en recoger sus distintas y variadas emociones, en su magnetismo, en su vacío, pero alejándose más que acercándose al personaje que interpreta.Y poco a poco todo se torna confuso, equívoco, cuando no morboso, porque no hay manera de entender la relación o atracción que mantienen esa enigmática y hermosa mujer con ese resuelto adolescente. Relación que se sigue con interés, porque estamos ante un director que domina su oficio, que sabe llenar los tiempos muertos, que crea tensión casi de la nada, pero que contiene más disonancias que certezas.

En definitiva, una película que nunca podría titularse "Padre" si el interprete principal fuera un hombre, porque su conducta, por más justificada o natural que se pueda presentar, nunca parecería brotar de un corazón herido por la traumática pérdida de una hija.
East
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