Como todos los veranos nos llega la inevitable cinta sobre un insaciable depredador que arrasa con todo lo que se encuentra por delante hasta que finalmente sucumbe ante nuestro sufrido protagonista. En este caso no se trata de tiburones o cocodrilos, lo más habitual, la bestia que da título a la película es el rey de la selva, un vengativo y despiadado león.

En esencia estamos ante una cinta de terror, pero al mismo tiempo parece una película infantil, no ya por la destacada presencia en la pantalla de dos niñas, si no por la simplicidad de su mensaje ecologista con unos malos de manual, los cazadores furtivos, frente a los muy buenos, nuestro héroe, sus hijas y los defensores locales de la naturaleza y de los animales. Tampoco es muy explícita mostrando las escenas de violencia.

Con todo está bien dirigida y bien interpretada por el siempre sobrio Idris Elba. Es fluida tanto narrativa como visualmente, aunque su guion contiene inconsistencias gratuitas (ver en spoilers), sobre todo en lo relativo a la bestia, que más que del reino animal parece un remedo de cualquier despiadado y vengativo malo de las pelis de acción.


Una película comercial que no aporta nada nuevo, pero se consume con facilidad y se sigue con cierto interés, con algunas secuencias bien logradas, por lo que se puede decir que cumple con solvencia su objetivo: entretener. El final es a todas luces exagerado, increíble, pero al menos está bien urdido argumentalmente.