Su primera virtud es que sabe trasladarte al lejano oeste, sabe reflejar bien ese mundo tan distinto al nuestro, mucho más violento, con personajes que tienen aspiraciones, preocupaciones y traumas propios de su época. También sabe reflejar bien a sus 4 protagonistas principales, especialmente a los dos hermanos, muy distintos por más que ejerzan el mismo oficio, especialmente al hermano sensible, que el otro está tratado algo más rudimentariamente. También esa peculiar relación de afecto que uno siente por el otro se retrata muy bien, erigiéndose, además, en unos de los motores sobre los que avanza toda la historia.

El guión resulta curioso, peculiar en muchos de los aspectos cotidianos que muestra, concitando en todo momento la atención del espectador. Además, su realización es notable, propia de un director que parece tener una personalidad genuina, que entiende bien la peculiar relación que existe entra la cámara y el espectador. Pocos aspectos negativos, aunque que por momentos, sobre todo al final, parezca que los dos personajes principales sobrevuelan por encima de la violencia que ellos mismos van provocando. O dicho de otra manera, parece que el director está más preocupado por mostrar las causas por las que los protagonistas son violentos que las consecuencias que se derivan de esa violencia.