Con "El Protegido" tuvimos a nuestro superhéroe y a la mente maestra a la que se enfrentaba, con "Múltiple" ahora teníamos al músculo que podía derrotar al héroe en el cuerpo y solo nos quedaba enfrentarlos el uno contra el otro. Así, tenemos a "Glass", el cierre a una trilogía de superhéroes poco convencional que sin duda me han fascinado cada una por sus cosas.

Tras lo sucedido en "Múltiple", La Horda (James McAvoy) continúa con sus secuestros de jovénes impuras. David Dunn (Bruce Willis) consigue localizarle y, tras una pelea con el, ambos son apresados y mandados a una institución mental en la que está Mr. Glass (Samuel L. Jackson). Los tres superhombres pasarán entonces por un proceso de humanización a cargo de la Dra. Ellie Staple (Sarah Paulson), que les hará ver que quizás sus poderes son algo mental.

Lo que más me gusta de Glass es que sigue con su estilo de superhéroes poco convencionales. Me gusta como en esta película, además de contar con las grandes actuaciones que sujetaron a las precuelas en su momento, le acompaña un guion que se dedica a deconstruir a los protagonistas y a hacerles pensar que son lunáticos que se creen superhéroes. Porque la fe es uno de los factores que desde "El protegido" nos habían establecido como elemento central y aquí se tira por tierra.

No tanto me ha gustado el final. Creo que el “plot twist” es inesperado por las razones equivocadas, pues no es sorpresivo como el final de "El Protegido", sino más bien es un "¿De dónde sale esto?". Además, el trío secundario formado por Casey, Joseph Dunn y la Sra. Price da la sensación de estar metido con calzador, a pesar de las decentes actuaciones de los personajes.

“Glass” pone punto y final a una saga sobresaliente de manera un poco agridulce. El final te deja un poco descolocado, aunque también es cierto que sabe llevar su tema durante gran parte de la película así que por eso tampoco estoy siendo excesivamente duro con ella. Una trilogía de superhéroes bastante memorable.