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Aventuras. Drama
Crónica de los diversos avatares que precedieron al rodaje de "La reina de África", de John Huston. El director viajó a África con el pretexto de localizar los exteriores, pero, una vez allí, para desesperación del productor y el resto del equipo, resultó que su único y verdadero objetivo era cazar un elefante. (FILMAFFINITY)
13 de abril de 2009
29 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comentaba el otro día con un amigo ausente esta "Cazador blanco, corazón negro", y dimos en clasificarla como una reflexión del mundo del cine. Sin embargo esta película es otra cosa. Es un juego de metaficción, sí. Cine dentro del cine como el que Tom DiCillo 5 años después retratará en su 'Vivir rodando'. Pero también es un homenaje (¿póstumo?) a las grandes superproducciones hollywoodienses rodadas en África, una crítica al colonialismo y al pensamiento postnazi, y sobre todo, un retrato autodestructivo del protagonista John Wilson (Clint Eastwood) que no es sino un disfraz del John Huston de 'La reina de África'.
Es este carácter difícil, egocéntrico, soberbio, frívolo, inconsciente y aventurero el que mantiene la tensión narrativa, que crece con cada intervención de Eastwood a cada cuál más acertada (ver en el spoiler su para mi mejor intervención de la obra). Su lucha no es con el productor de Hollywood: él ha trascendido ese universo del celuloide para embarcarse en una lucha más espiritual y de 'corazón negro': cazar al elefante con los colmillos más grandes. Leit motiv de la película que provocará una evolución del protagonista más que interesante narrada con un alto registro interpretativo lleno de silencios, miradas, y gestos.
La mezcla temática resumida en las líneas anteriores hacen de este film uno de los más intelectuales de Eastwood (hecho que se puede extrapolar a su baja recaudación en salas de cine para que cada cuál saque sus propias conclusiones de qué es lo que la masa quiere ver en un cine), y su interpretación y dirección están a la altura de sus grandes éxitos unánimes de crítica y público. Lástima que sea tan desconocida a día de hoy esta película...
Es este carácter difícil, egocéntrico, soberbio, frívolo, inconsciente y aventurero el que mantiene la tensión narrativa, que crece con cada intervención de Eastwood a cada cuál más acertada (ver en el spoiler su para mi mejor intervención de la obra). Su lucha no es con el productor de Hollywood: él ha trascendido ese universo del celuloide para embarcarse en una lucha más espiritual y de 'corazón negro': cazar al elefante con los colmillos más grandes. Leit motiv de la película que provocará una evolución del protagonista más que interesante narrada con un alto registro interpretativo lleno de silencios, miradas, y gestos.
La mezcla temática resumida en las líneas anteriores hacen de este film uno de los más intelectuales de Eastwood (hecho que se puede extrapolar a su baja recaudación en salas de cine para que cada cuál saque sus propias conclusiones de qué es lo que la masa quiere ver en un cine), y su interpretación y dirección están a la altura de sus grandes éxitos unánimes de crítica y público. Lástima que sea tan desconocida a día de hoy esta película...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
- Me gustaría mucho contarle una anécdota, pero no debe interrumpirme, porque es demasiado bonita como para hacerlo. Estando yo en Londres, a principios de los 40 cenaba yo en el Saboy con un grupo de gente selecta, y a mi lado se sentaba una mujer bellísima, tanto como usted. Mientras cenábamos y caían las bombas, hablábamos de Hitler y le comparábamos con Napoleón. Todos decíamos cosas acertadas, y luego, de repente, aquella mujer habló y dijo que lo único que no le molestaba de Hitler era cómo trataba a los judíos. Naturalmente todos nos lanzamos contra ella, aunque en aquella mesa no había ningún judío, pero ella insistía. En fín, ella empezó a decir lo que opinaba de todo aquello, y que si pudiera los mataría a todos, quemándolos en hornos, igual que Hitler. Todos nos quedamos en silencio. Hasta que yo, dirigiéndome a ella le dije: señora, le aseguro que he cenado con alguna de las zorras más asquerosas de mi época, y he cenado con alguna de las zorras más asquerosas del mundo entero, pero usted, señora, es la zorra más asquerosa de todas. En fin, ella se levantó para irse, tropezó con una silla y cayó al suelo y... todos seguimos sentados. Nadie movió un dedo para ayudarla. Y al final cuando pudo levantarse, le dije una vez más: usted, querida, es la zorra más asquerosa con la que he cenado jamás. ¿Y sabe qué ocurrió? Al día siguiente ella fue a denunciarme a la embajada americana, y me llamaron para reñirme. Y luego cuando investigaron, averiguaron que ella era un agente alemán, y la detuvieron. ¿Qué le parece?
- ¿Por qué me ha contado esa anécdota?
- Pues... no sé. No es que crea que es usted un agente alemán, querida. Pero esta noche... tenía ganas de decirle a usted lo mismo, y no quería que pensara que no lo había dicho nunca. Usted señora es la... bueno, ya conoce el resto.
- ¿Por qué me ha contado esa anécdota?
- Pues... no sé. No es que crea que es usted un agente alemán, querida. Pero esta noche... tenía ganas de decirle a usted lo mismo, y no quería que pensara que no lo había dicho nunca. Usted señora es la... bueno, ya conoce el resto.