La verdad que la cosa empieza y se desarrolla bien, no tanto por los elementos sobrenaturales, que aparecen siempre bastante cogidos por pinzas aunque tampoco molestan, como por una mezcla de géneros muy fluida que le otorga una gran sensación de realismo y esa belleza en lo cotidiano que se logra con el microcosmos del supermercado y sus particulares habitantes.

Hasta que llegamos a la escena de la fiesta en la que toda la magia se evapora inexplicablemente y te encuentras de golpe metido sin quererlo ni beberlo en medio de una comedia romántica estándar con buena parte de sus tópicos condensados en apenas veinte minutos, dejando finalmente una vez acabada con la sensación de que lo que podría haber sido una pequeña joya a recomendar se ha quedado en otra película más, aceptable de ver pero que no llega en conjunto a lograr ese toque especial .