Agradable sorpresa la que me llevé al encontrarme de casualidad con este curioso film "de narcos" noventero, filmado con técnicas de cine amateur (muchas escenas rodadas, literalmete, "cámara en mano" siguiendo las evoluciones del prota yonki); prueba de que con bajo presupuesto también pueden crearse solventes y aun notables obras cinematográficas; además el mensaje que nos quiere enviar es estupendo: la dualidad del ser humano, nadie es ni totalmente malo ni totalmente bueno, somos capaces tanto de lo peor como de lo mejor en esta vida; un retrato descarnado y a veces socarrón de uno de los peores barrios de New York en los noventa (soberbiamente retratado en su notable fotografía), unos noventa trufados de yuppies adictos de diseño que se proveen de vicio a través de camellitos desgraciados de poca monta que malviven en sus calles. El director no da concesiones, exhibe de modo feísta, sucio y cutre los muelles, puentes y antros del NY de los bajos fondos, donde conviven toda suerte de tribus delincuentes, que esperan dar el pelotazo estupefaciente de su vida para salir de la mierda y subir socialmente; aunque el prota al final tiene otros proyectos a más largo plazo cuando se le presenta la oportunidad del gran golpe...
En fin, magnífica película de estilo "Sundance", que aunque añeja ya, merece una revisión.