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España España · Málaga
Voto de Nuño:
8
Drama Tesis de graduación y primera película íntegramente dirigida por Tarkovsky. En 1961, obtuvo el primer premio en el Festival de Cine de Escuelas de Nueva York. Sasha, un niño apasionado por el violín, que es acosado por los muchachos de su barrio, entabla una peculiar y entrañable relación con el obrero que maneja la apisonadora que asfalta la calle donde vive. (FILMAFFINITY)
7 de agosto de 2016
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
'El violín y la apisonadora': primera nota de la sinfonía compuesta por Tarkovsky.

La observo como a un árbol frutal antes de la primavera; como a un recio potrillo de una familia de hermosos purasangre.

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A grandes rasgos, trata de la amistad entre un niño que toca el violín y un obrero que maneja una apisonadora.

A rasgos específicos, trata de un intercambio. El niño artista puede descubrirle al adulto obrero, sabedor sólo de los oficios de fuerza, la belleza del Arte; y el adulto trabajador puede enseñarle a él el valor del pan y de asfaltar la calle.

Dentro de la teórica asimetría de sus ocupaciones cotidianas y sus edades, se produce un diálogo entre iguales. La sonrisa de Sasha aplanando el alquitrán (sonrisa que no le vimos en su clase de violín) y el gesto de Sergei sosteniendo el violín con sus manos, respetuoso, como quien sostiene la llave de un mundo desconocido, son conmovedoras.

[Me acuerdo del posterior 'Andrei Rublev', y Sasha parece un hipotético Andrei niño, preguntándose si no será deber del artista no ser ajeno a la vida y trabajo del pueblo].

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Hay puro expresionismo visual, muy europeo: el juego de reflejos en los espejos, el cadáver de la manzana consumida, la fuerte gama cromática... En su trabajo de graduación, Tarkovsky hace alarde de simbología y capacidad para el juego de cámara.

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Encuentro una sugerente estructura espacial. Un hogar entre dos cárceles.

De un lado, la casa de Sasha, dominada por la rigidez de su madre: no puede abandonarla sin cruzar unas inhóspitas y azuladas escaleras donde los enemigos acechan. Por otra parte, el aula de clases de violín; donde su profesora es igualmente rígida.

[Por desgracia, Sasha es "demasiado imaginativo", nos dice la mujer].

Entre ambos países extranjeros existe un puente: el apátrida Sasha (tema, el del exilio, que aparecerá más profundamente, y de forma más evidente, en la obra posterior del director) toma como hogar la calle, que es ese lugar donde los enemigos juegan, pero su amigo vigila y protege. Ese extraño mundo sin violines, ni partituras, donde enormes máquinas moldean el paisaje y bolas gigantescas derruyen edificios.

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El cierre de la película es sencillo, pero emotivo.

Sasha queda con su amigo para ir al Cine. Su madre le prohíbe ir. Él intenta avisarle lanzando por la ventana una carta que tendrá el mismo destino que un grito desde la Luna. Entonces, recurre a aquello último que le queda. En una portentosa escena final, Sasha imagina que baja esas escaleras, sin enemigos, corre tras la apisonadora, sube a ella y, por fin reunido con su injustamente arrebatado amigo, emprende camino con él.

[Por suerte, Sasha siempre fue un niño "demasiado imaginativo"].

Gracias.
Nuño
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