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20 103
Comedia
H.I. (Nicolas Cage) y Edwina (Holly Hunter), una pareja que no puede tener hijos, pero que está dispuesta a formar una familia cueste lo que cueste, decide secuestrar a un bebé de una familia que acaba de tener quintillizos. (FILMAFFINITY)
7 de diciembre de 2014
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El estilo cómico de los Coen me recuerda, personalmente, a Fellini (en concreto, a 'Amarcord'); exacerbar las neuras y los tics cómicos de personajes bufos y grotescos para que emerja, torrencial e irónicamente, la cualidad humana universal. Este humanismo escondido tras lo marciano es lo que hace a sus personajes bizarros tan, en última instancia, entrañables.
Lo que, personalmente, más subrayaría yo de esta casi primeriza 'Raising Arizona' no es su fórmula cómica, demasiado desatada y pirotécnica para mi gusto y más estilizada y refinada en obras posteriores como 'El gran Lebowski' (la comedia maestra de los Coen, a mi modo de ver) o 'Quemar después de leer'. Lo que más me llama la atención es la anómala visión que ofrecen sobre el matrimonio, la paternidad y la convivencia conyugal; anómala, dentro de una filmografía que parece empeñada en decir lo contrario.
Toda la obra de los Coen está medulada, en mayor o menor medida, por el adulterio. Punto central de la trama o consecuencia/ramificación de ésta; pero la mentira, el subterfugio, la infidelidad y el engaño siempre están presentes.
[Párrafo siguiente con 'spoiler']
'Raising Arizona' cuenta el esfuerzo de dos bichos raros por establecerse como familia normal y corriente, sus vanos resultados de llevarlo a cabo y su resignación, al final, al verse casi destruida la pareja por ese imperativo biológico de prolongarse como especie, que no pueden cumplir. La estabilidad conyugal parece ser una quimera inalcanzable; la familia feliz, un ideal remoto. En el resto de su filmografía, los hogares rotos por la incomunicación son una constante, algo ya inevitable; pero aquí la escena final es un sueño, no se sabe si en forma de profecía o de anhelo, donde un matrimonio resiste y, al final, se coge de la mano.
Me pregunto si realmente los Coen han perdido ya esa esperanza que parecen mostrar aquí; la de poder llegar al final de la vida junto a alguien, sin mentiras y sin traiciones, sin la burocracia del divorcio, pudiendo mirar la descendencia dejada sin la impresión de haber contribuido a un feroz automatismo biológico, que opera en favor de un absurdo cósmico; sino con la sensación de haber dejado un poco de amor en el mundo.
Gracias.
Lo que, personalmente, más subrayaría yo de esta casi primeriza 'Raising Arizona' no es su fórmula cómica, demasiado desatada y pirotécnica para mi gusto y más estilizada y refinada en obras posteriores como 'El gran Lebowski' (la comedia maestra de los Coen, a mi modo de ver) o 'Quemar después de leer'. Lo que más me llama la atención es la anómala visión que ofrecen sobre el matrimonio, la paternidad y la convivencia conyugal; anómala, dentro de una filmografía que parece empeñada en decir lo contrario.
Toda la obra de los Coen está medulada, en mayor o menor medida, por el adulterio. Punto central de la trama o consecuencia/ramificación de ésta; pero la mentira, el subterfugio, la infidelidad y el engaño siempre están presentes.
[Párrafo siguiente con 'spoiler']
'Raising Arizona' cuenta el esfuerzo de dos bichos raros por establecerse como familia normal y corriente, sus vanos resultados de llevarlo a cabo y su resignación, al final, al verse casi destruida la pareja por ese imperativo biológico de prolongarse como especie, que no pueden cumplir. La estabilidad conyugal parece ser una quimera inalcanzable; la familia feliz, un ideal remoto. En el resto de su filmografía, los hogares rotos por la incomunicación son una constante, algo ya inevitable; pero aquí la escena final es un sueño, no se sabe si en forma de profecía o de anhelo, donde un matrimonio resiste y, al final, se coge de la mano.
Me pregunto si realmente los Coen han perdido ya esa esperanza que parecen mostrar aquí; la de poder llegar al final de la vida junto a alguien, sin mentiras y sin traiciones, sin la burocracia del divorcio, pudiendo mirar la descendencia dejada sin la impresión de haber contribuido a un feroz automatismo biológico, que opera en favor de un absurdo cósmico; sino con la sensación de haber dejado un poco de amor en el mundo.
Gracias.