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España España · madrid
Voto de juanito:
7
Drama Basada en una historia real, Sean Penn interpreta a Sam Bicke, un hombre desilusionado con su vida pesonal y profesional que en 1974 intentó el asesinato del 37 presidente de Estados Unidos, Richard Nixon. (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2011
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No es una película de suspense o política, sino un verdadero drama; muchos de los que acuden a ella quedan sorprendidos, e incluso decepcionados, por entregárseles algo distinto de lo que esperaban. Sean Penn encarna a un verdadero incompetente, un hombre incapaz de triunfar en cualquier sociedad moderna y menos aún en aquella que glorifica al triunfador y ninguna al fracasado. Como profesional es ingenuo y apocado, un vendedor de muebles sin persuasión alguna que no logra adoctrinarse ni con las enseñanzas de su jefe ni con rutinarios manuales de técnicas de venta. Como marido es ridículo, fue afortunado una vez por casarse con Naomi Watts y hoy resulta ilusorio lograr una reconciliación por mucho que él la mendigue. Apenas tiene amigos o vida social, si acaso Don Cheadle, un negro que acepta resignadamente su malvivir. Y por supuesto, sin sensibilidad suficiente para poder apreciar algo que vaya más allá de una vida puramente material.
Pero este hombre desgraciado ha oído campanas sobre el sueño americano y la armonía universal, y fantasea sobre proyectos ilusorios olvidando que no tiene posibilidades de encaramarse a ellos. Poco a poco despierta de esos sueños para caer en pesadillas: No es él el culpable de su fracaso, sino la sociedad que no lo integra. Por eso planea el magnicidio de una de las figuras señeras de ella.
Inspirada en hechos reales, toda la película no es más que ese progresivo deterioro del protagonista, no a la manera de " Taxi Driver", sino narrada con mucho más recogimiento y parsimonia. Apenas tiene acción como tal, ya que los monólogos desbarrados de Sean Penn constituye una parte importante de la misma, y quizás esto reste algo de vigor; su miserable vida bastaba y sobraba para hacerlo enloquecer, y resultan mucho más amenas y explicativas las secuencias que muestran a Sean Penn intentando abrirse al mundo que despotricando contra él ( aunque no le otorguen tanto lucimiento como actor) . Quizás el ritmo se vea igualmente ralentizado a causa de ello, pero la película me gusta por forma tan cruel y sincera con que aborda el asunto.
La historia la pueblan pocos y distintos individuos, en su mayoría pobres diablos que no pueden hacer otra cosa más allá de sobrevivir, esforzándose por lograrlo. Y el magnicida no es mejor que todos ellos, es simplemente más frágil. No por ello se convierte en alguien sensible, sino en un débil. Y ya sabemos el daño que pueden causar los hombres débiles.
Una verdadera pintura negra de un director del que no he vuelto a tener noticias, y cuya sonora producción daba a entender un producto bien distinto del que resultó. Sacada a flote por el propio Sean Penn a la búsqueda de un papel mayúsculo- prácticamente no hay escena en que no aparezca- tuvo problemas por coincidencia con el 11-S y fue postergado su rodaje. Esta expectación no favoreció en nada a a la película, que pasó sin hacer mucho ruido. A sabiendas de lo que se va a ver, resulta una película muy interesante.
juanito
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