El Sr. Curran ha construido un Titanic filosófico-metafísico pretendiendo trascender, sugerir, transmitir... pero el barco no llega a puerto. Le pesa demasiado la tripulación y la carga de las bodegas, se hunde sin remedio.
Poco convencionales y también poco convincentes las interpretaciones del elenco protagonista.
Norton se pasa tres pueblos, De Niro no se cree su personaje de amargado en crisis y la Jovovich...pone su acento de zorra con entusiasmo, pero sin estilo.
Yo no diré lo que dice la mayoría, que el film es de un aburrimiento y un tedio narrativo de cabo a rabo (aunque haga honor a la realidad), porque se puede crear una obra con ritmo lento y pausado propio de la atmósfera intimista que nos quieran vender; pero lo que sí es cierto es que el experimento es decepcionante, y se queda en la superficie sin catalizar los elementos psicológicos y neuróticos de sus personajes. Es una lástima que el realizador no haya sabido ni dirigir a sus actores ni hacer un montaje que encajara todas las piezas con orden y solidez; sólo nos queda al final la extraña impresión de que pudo haber sido una buena historia, diferente y densa en matices, pero que se hundió por unos cimientos mal fraguados y mal mezclados, faltos de un buen albañil.