Cuando desaparecen los efectos especiales, las comedias románticas, y los thrillers de acción policiales, nos encontramos con películas como ésta. Puede que no sea plato de buen gusto para la mayoría, pero para un servidor, fue un refrescante soplo de cine bien hecho para ayudarte a vivir y hacerte pensar, y no para entretener tu cerebro, simplemente.
El control televisivo es el secreto gritado a voces pero que nadie hace nada por impedirlo. ¿Por qué? Porque los programas basura nos evaden de nuestra realidad y nos hacen vivir la de otras personas, la vida de las que ganan un concurso, la del famoso que se acuesta con quinientas personas, la del que pelea por su herencia contra sus hermanos, la del que busca dinero y sólo sabe dar exclusivas para rellenar nuestras neuronas taradas. ¿Por qué? Porque es más fácil evadir la realidad y distraer la mente, que afrontarla, enriqueciendonos espiritual e intelectualmente.
Por eso llega cualquier tarde de cualquier semana, pones el televisor , ysólo encuentras basura, en todas las cadenas practicamente, basura fácil de digerir y que te deja satisfecho y te hace olvidarte de tus propios problemas, pero que aumenta la soledad y la fobia social en la que te has recluído.
Buena película con buen guión, buenos intérpretes y buena inyección de inteligencia al cerebro de los espectadores. Quizás el metraje se alargó en demasía, quizás lo que se nos propone es difícil de cuantificar sus posibilidades reales, pero es su concepto lo que debemos valorar. No ser esclavos de ninguna red de control mental, gubernamental, o televisiva. Mirar a nuestro alrededor y ver las posibilidades de emplear nuestro tiempo en nuestros seres queridos, en la familia, en los amigos, en nosotros mismos.