El mismo año que Romero redondeaba su trilogía de los muertos vivientes con "El día de los muertos" salía esta película bastante menos "seria" que acabaría convirtiéndose en todo un clásico de la serie B y dando lugar a su propia legión de imitaciones baratas y a una especie de "saga" bastante irregular.

Probablemente el mayor mérito de esta película está en mezclar cine de terror, comedia para adolescentes y algo de crítica social y hacerlo de forma que todo encaja francamente bien. Las partes cómicas tienen gracia y mala leche, la ambientación tenebrosa está muy bien conseguida, las partes terroríficas consiguen crear tensión y el mensaje antimilitarista es menos sutil que el de "El día de los muertos", pero igual de efectivo.

Añadamos a la ecuación un poco de gore bastante bien logrado, una pandilla de punkis, algo de buena musiquilla de la época (punk-rock, pop oscuro, heavy melódico), algún que otro desnudo posiblemente injustificado pero sin duda bastante agradecido cortesía de una Linnea Quigley (especialista en estas lides de salir en pelotas en pelis de terror) más sexy que nunca, y tenemos una película perfecta para aquellas tardes de película y cervezas con los amigotes que tanto nos gustaban entonces.

Por cierto, en esta película los zombis ya hablan, corren, y razonan para conseguir lo que quieren. ¡¡Chupaos esa, Boyle, Snyder y demás calaña!!