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Voto de Marioetellezs:
7
6,3
684
Serie de TV. Drama
En los años 90, en el madrileño barrio de Tetuán, Miguel (Alberto Ammann), un joven y prometedor periodista, tiene que dejar su cómoda existencia para intentar salvar de la ruina a su familia y vengar a su padre, víctima de la avaricia de unos socios que le estafan. Para recuperar lo que les han robado, le pide ayuda a Sastre (Eloy Azorín), su mejor amigo de la infancia, que con el paso de los años se ha convertido en un pequeño ... [+]
26 de septiembre de 2017
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lamentablemente. esta, serie de 12 horas de duración, que a mi juicio fue producida con un presupuesto muy escaso, fue realizada exclusivamente para el púbico español, porque sus parlamentos son en muchos pasajes, prácticamente en chino para los que no somos oriundos de la Madre Patria. Pero dejando eso de lado, pienso que la inmensa mayoría de las personas busca películas y series solo con el fin de entretenerse y esta producción, lo logra. Entretiene, a la vez que de una manera liviana y algo caricaturesca nos muestra la pugna entre distintos tipos de delincuentes, los comunes que trabajan fuera de la ley y esos otros representados por prestamistas, comerciantes inescrupulosos y banqueros, que operan entre los márgenes de la legitimidad hasta en la legalidad total.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Última década del siglo pasado, un grupo de amigos del barrio que son verdaderas esponjas para la cerveza, pero, como uña y mugre apegados a la “Ley del Barrio”, decide ayudar a uno de ellos: Miguel el joven y exitoso periodista, quien ha renunciado a su trabajo para salvar de la ruina a su padre, un exitoso y reconocido joyero.
A pesar de su aspecto de pelotudo, pisaverde y enfermo terminal de caliente, Miguel, no ha sido jamás un trigo de los muy limpios, pero no se le puede reprochar que por su querido viejo daría hasta la vida. Este joven, para los vecinos del barrio un ejemplo de castidad y morigeración, se contacta con Sastre, su amigo de infancia, el mismo con el que cuando pequeños se iniciaron en el sórdido mundo delictual, robando todo lo que se le ponía al alcance de sus manos. Y así estos muchachos juramentados por la “Ley del barrio”, junto a otros borrachines, cientos de litros de cerveza, y valiéndose de policías que no son más huevones solo porque no nacieron antes, urden acabados planes para asaltar joyerías y negocios afines a fin de conseguir el dinero necesario para sacar del hoyo al honrado y cotizado orfebre que ha caído presa de usureros, prestamistas y banqueros quiénes lo amenazan no solo con quitarle la casa y su taller donde de sol a sol trabaja para alimentar a su familia, sino que también la casta virtud de su hija menor, si no se aviene a pagar una cantidad impresionante de dinero por solo unas escasas pesetas prestadas a un altísimo interés, que el viejo en un momento de extrema calentura solicitó para ir a desaguar las aceitunas en casa de recatadas e inmaculadas doncellas.
A pesar de su aspecto de pelotudo, pisaverde y enfermo terminal de caliente, Miguel, no ha sido jamás un trigo de los muy limpios, pero no se le puede reprochar que por su querido viejo daría hasta la vida. Este joven, para los vecinos del barrio un ejemplo de castidad y morigeración, se contacta con Sastre, su amigo de infancia, el mismo con el que cuando pequeños se iniciaron en el sórdido mundo delictual, robando todo lo que se le ponía al alcance de sus manos. Y así estos muchachos juramentados por la “Ley del barrio”, junto a otros borrachines, cientos de litros de cerveza, y valiéndose de policías que no son más huevones solo porque no nacieron antes, urden acabados planes para asaltar joyerías y negocios afines a fin de conseguir el dinero necesario para sacar del hoyo al honrado y cotizado orfebre que ha caído presa de usureros, prestamistas y banqueros quiénes lo amenazan no solo con quitarle la casa y su taller donde de sol a sol trabaja para alimentar a su familia, sino que también la casta virtud de su hija menor, si no se aviene a pagar una cantidad impresionante de dinero por solo unas escasas pesetas prestadas a un altísimo interés, que el viejo en un momento de extrema calentura solicitó para ir a desaguar las aceitunas en casa de recatadas e inmaculadas doncellas.