Poco antes de que empezara la película, escuché en la sala de cine: "Hemos venido a ver la Kaleeshi, pero de morena". Tal vez, yo había hecho lo mismo. No había leído el libro. Me llamaba la atención ver a Emilia Clarke fuera de Juego de Tronos. Y Sam Claffin, desde que le conocí en la cuarta entrega de Piratas del Caribe, es un actor que me gusta cómo lleva sus papeles. Y, a pesar de que mis razones principales para verla estaban lejos del argumento de la película - el cual tampoco me parecía malo, más bien previsible - fue todo un acierto.

No sé si la gente se sorprendió en el final, yo sí que me lo esperaba. Pero da igual, me reí y disfruté mucho viéndola. No hay un humor nuevo, pero la forma de ser de la protagonista Louisa Clark (Emilia Clarke), torpe y alegre entre otros, nos deja escenas muy divertidas. A otros les puede parecer un personaje repelente, pero creo que, en general, le cae muy bien al espectador. A Will Traynor (Sam Claffin), por otro lado, el accidente le ha dejado un carácter más serio, sin embargo, también tiene buen sentido del humor.

Algunos dicen que no hay química entre ellos, pero yo no estoy de acuerdo. Me gusta mucho la relación que tienen y me parece más realista que otras que son más empalagosas. Creo que es uno de los motivos que diferencia a esta película de otras de su misma categoría. Así, juntando estas personalidades en la situación que nos encontramos, es cómo estos dos personajes hacen que el espectador disfrute con momentos tiernos, tristes o alegres... y, por supuesto, risas.