Difícil opinar sobre esta película porque es un tema delicado y político. Siempre he defendido que hay personas que no piensan como nosotros y no se puede intentar convencer a los demás de que están en un error porque para ellos no es un error, es una forma de pensar o de creer. Tolerancia con los demás es un poco de lo que habla esta cinta, donde las creencias del demandante y la demanda se enfrentan a un juicio con pruebas y con un juez que decide quien llevaba razón. Siempre me ha llamado la atención todo lo relacionando con el Holocausto y como pudo ocurrir en pleno siglo XX y perpetrado por gente con estudios, vamos que no eran bárbaros de la Edad Media. La violencia y el odio forma parte del ser humano.

Muy buenas interpretaciones con Tom Wilkinson siempre interesante, interpretando al abogado meticuloso, serio y muy ingles. Timothy Spall con su físico peculiar hace un papel de perfecto gilipollas, un historiador polémico y mediático en busca de publicidad. Eran otros tiempos, pero parece que esta basado en la realidad y David Irving hizo unas declaraciones racistas y machistas que hoy suenan como algo muy lejano.
Rachel Weisz aporta emoción a una trama un poco aburrida que se sostiene gracias a un buen guion que salva una película mas sobre el holocausto, que no se hasta que punto era necesaria. Aunque he decir algo positivo del film y es que se hace corto.

Ver el punto de vista de abogados anglosajones con sus estrictas normas y su manera correcta de insultar a la cara del oponerte, pero con mucha educación. La manera de razonar, de utilizar el sistema tradicional en el que se mueven, para buscar la victoria es algo que sigue la máxima de hacer lo correcto y lo necesario en lugar de dejarse llevar por los impulsos.