Media votos
5,1
Votos
944
Críticas
199
Listas
5
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Danivtar:
1
6,3
2 775
Thriller. Intriga. Drama
Baltimore, la noche de Año Nuevo. Un feroz ataque producido por un único hombre deja un saldo de 29 muertos y ni una sola pista. Eleanor Falco (Shailene Woodley), una retraída pero talentosa mujer policía de bajo rango, es reclutada por el agente especial del FBI Geoffrey Lammark (Ben Mendelsohn) para integrar el equipo a cargo de la identificación y captura del homicida. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2024
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esa trasnoche en la que no lograba conciliar el sueño me puse a buscar alguna película y di con ésta, por la que me decanté a partir de los nombres de Damián Szifrón y Shailene Woodley -aunque por cierto el anodino título del film, 'To Catch a Killer', me dio cierta cosa de suspicacia. Como sea, Shailene Woodley es una actriz que me gustó en varios de sus trabajos (recuerdo por ejemplo 'Una Señal en la Tormenta') y a Szifrón lo tenía más que nada de Relatos Salvajes. Buenos antecedentes.
Así que en cosa de minutos estaba de vuelta en la cama visionando la película con la que me agenciaría el raro privilegio de haber conocido el policial más ridículo jamás filmado. Ya dije antes muchas veces que los thrillers son casi siempre fatalmente malos por la simple razón de que cuando un director no tiene nada para decir y quiere filmar algo inventa un thriller. Éste lo inventó Damián Szifrón mientras tenía apuros de dinero en Hollywood, con la ayuda de otro guionista que seguramente lo odia. Y hasta le pidió unos pesos a Shailene Woodley para la producción, quien ahora debe estar pensando seriamente en cortarse las venas más allá de la ficción.
Todo muy mal. El triste invento, basado en una fórmula gastadísima aplicada con total torpeza, sólo consiguió obtener lo que debe ser la peor performance de la buena de Shailene y poco más, como no sea terminar de arruinarme la noche.
Comento el film sucintamente porque deseo olvidarlo por completo. Y prevengo que el mismo abunda en muchas más ridiculeces de las que puedo yo detallar en este espacio. El lector curioso o eventualmente interesado deberá asumir a su cuenta y riesgo el visionado del producto.
Resulta que luego de que un tipo con muy mala hostia despacha a tiros a unas veintinueve personas en plena celebración de año nuevo un capo del FBI se presenta a la policía del condado a decirles que él se iba a hacer cargo de todo. Sigo en spoiler.
Así que en cosa de minutos estaba de vuelta en la cama visionando la película con la que me agenciaría el raro privilegio de haber conocido el policial más ridículo jamás filmado. Ya dije antes muchas veces que los thrillers son casi siempre fatalmente malos por la simple razón de que cuando un director no tiene nada para decir y quiere filmar algo inventa un thriller. Éste lo inventó Damián Szifrón mientras tenía apuros de dinero en Hollywood, con la ayuda de otro guionista que seguramente lo odia. Y hasta le pidió unos pesos a Shailene Woodley para la producción, quien ahora debe estar pensando seriamente en cortarse las venas más allá de la ficción.
Todo muy mal. El triste invento, basado en una fórmula gastadísima aplicada con total torpeza, sólo consiguió obtener lo que debe ser la peor performance de la buena de Shailene y poco más, como no sea terminar de arruinarme la noche.
Comento el film sucintamente porque deseo olvidarlo por completo. Y prevengo que el mismo abunda en muchas más ridiculeces de las que puedo yo detallar en este espacio. El lector curioso o eventualmente interesado deberá asumir a su cuenta y riesgo el visionado del producto.
Resulta que luego de que un tipo con muy mala hostia despacha a tiros a unas veintinueve personas en plena celebración de año nuevo un capo del FBI se presenta a la policía del condado a decirles que él se iba a hacer cargo de todo. Sigo en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Enseguida toma contacto con la detective Eleonor (Shailene en lo sucesivo), que se había puesto a grabar con su celular a las gentes que huían despavoridas de un edificio en llamas (claro, porque entre ellos podía estar el asesino, esta chica sí que promete). Entonces el capo del FBI le asigna un puesto especial en la investigación a Shailene, quien a partir de allí se pone infatigablemente a la tarea de romperle las nueces al infeliz diciéndole lo que tiene que hacer (como si fuera la esposa, vamos, pero tampoco porque el tipo era gay, cuernos!)
A todo esto la cámara va y viene por los despachos del departamento de policía, mucho bla, bla, todo rápido y a la vez aburrido, sin suspenso, sin tensión, sin que nada consiga arrancarte el más mínimo interés en lo que ocurre, que de todos modos no tiene ningún sentido. Resulta que el capo del FBI (que al final todo el mundo, no sólo la Shailene, le dice lo que tiene que hacer y después el pobre debe responder por las cagadas cometidas) se da cuenta de que esa chica tiene la misma psicología que el asesino (por sus antecedentes problemáticos, mirá cómo son las casualidades). Entonces eso los iba a conducir a atraparlo. Genial.
Más temprano que tarde, al capo del FBI le dan un puntapié en el trasero (iba a poner una patada en el tuje), y a toda la comitiva investigadora, incluida la Shailene. Esto fue para mí lo único coherente de la película. De hecho podría haber terminado allí.
Pero vamos, la digitada heroína de la historia no se iba a quedar cruzada de brazos, ella es quien da las órdenes, no quien las obedece. Así que estando tirada en la bañera y muy atribulada por todo lo ocurrido ve unas manchas de humedad en el techo y ahí se da cuenta de que uno de los testigos había mentido. Lo va a ver por su cuenta y de allí surge quién es el asesino. Así que lo llama al capo del FBI -que a estas alturas preparaba las valijas para irse de vacaciones- y juntos lo van a buscar al asesino a su casa.
En la casa encuentran a la madre del asesino y se ponen a hablar con ella. Resulta que el tipo era muy buena gente de chico, pero en un descuido en el bosque recibe un perdigón en la cabeza y desde ahí las cosas empezaron a andar mal hasta que se convirtió en un asesino serial (no deja de tener su lógica, ya se sabe que en EEUU todos los caminos de vida desembocan en un asesino serial).
Entonces ocurre lo peor. Shailene se asoma a la ventana y se da cuenta que el asesino les está apuntando con una mira (no me pregunten cómo lo hace, ya sabemos que la chica es muy especial y tiene esa onda reprimida de asesino en serie que la conecta con el villano). Tarde sin embargo, porque el asesino dispara y termina con la vida del capo del FBI. Shailene levanta las manos y se queda quieta porque de otro modo el tipo, que es muy rápido, no le daría oportunidad. El tipo se llega hasta la casa y empieza a hablar con Shailene, quien pronto lo somete a una suerte de psicoanálisis de charcutería basado en la afinidad entre ambos. Justo cuando estaban llegando a un buen acuerdo (quizás incluso con algún desenlace matrimonial por como venía la cosa), aparece la policía con las sirenas a todo volumen, el asesino se pone como loco y al final de un rollo tan aburrido como el resto de la película lo matan.
Para terminar, Shailene habla con los capos del FBI y adivinen: les dice lo que tienen que hacer. Todo: el puesto a asignarle a ella por haber atrapado al asesino, la medalla que debe ser otorgada al policía caído y qué pensión tienen que darle a su pareja gay. Las cosas se hacen desde luego como indica la chica, y a continuación se la ve caminando, pensando en alguna cosa, supongo que en convertirse en presidente de los EEUU como el siguiente paso en su carrera.
Apagué el TV antes de los créditos finales, por miedo a que todavía sucediese algo más.
Una cosa buena ocurrió después de todo, y es que conseguí dormirme, seguramente para olvidar lo cabreado que estaba.
A todo esto la cámara va y viene por los despachos del departamento de policía, mucho bla, bla, todo rápido y a la vez aburrido, sin suspenso, sin tensión, sin que nada consiga arrancarte el más mínimo interés en lo que ocurre, que de todos modos no tiene ningún sentido. Resulta que el capo del FBI (que al final todo el mundo, no sólo la Shailene, le dice lo que tiene que hacer y después el pobre debe responder por las cagadas cometidas) se da cuenta de que esa chica tiene la misma psicología que el asesino (por sus antecedentes problemáticos, mirá cómo son las casualidades). Entonces eso los iba a conducir a atraparlo. Genial.
Más temprano que tarde, al capo del FBI le dan un puntapié en el trasero (iba a poner una patada en el tuje), y a toda la comitiva investigadora, incluida la Shailene. Esto fue para mí lo único coherente de la película. De hecho podría haber terminado allí.
Pero vamos, la digitada heroína de la historia no se iba a quedar cruzada de brazos, ella es quien da las órdenes, no quien las obedece. Así que estando tirada en la bañera y muy atribulada por todo lo ocurrido ve unas manchas de humedad en el techo y ahí se da cuenta de que uno de los testigos había mentido. Lo va a ver por su cuenta y de allí surge quién es el asesino. Así que lo llama al capo del FBI -que a estas alturas preparaba las valijas para irse de vacaciones- y juntos lo van a buscar al asesino a su casa.
En la casa encuentran a la madre del asesino y se ponen a hablar con ella. Resulta que el tipo era muy buena gente de chico, pero en un descuido en el bosque recibe un perdigón en la cabeza y desde ahí las cosas empezaron a andar mal hasta que se convirtió en un asesino serial (no deja de tener su lógica, ya se sabe que en EEUU todos los caminos de vida desembocan en un asesino serial).
Entonces ocurre lo peor. Shailene se asoma a la ventana y se da cuenta que el asesino les está apuntando con una mira (no me pregunten cómo lo hace, ya sabemos que la chica es muy especial y tiene esa onda reprimida de asesino en serie que la conecta con el villano). Tarde sin embargo, porque el asesino dispara y termina con la vida del capo del FBI. Shailene levanta las manos y se queda quieta porque de otro modo el tipo, que es muy rápido, no le daría oportunidad. El tipo se llega hasta la casa y empieza a hablar con Shailene, quien pronto lo somete a una suerte de psicoanálisis de charcutería basado en la afinidad entre ambos. Justo cuando estaban llegando a un buen acuerdo (quizás incluso con algún desenlace matrimonial por como venía la cosa), aparece la policía con las sirenas a todo volumen, el asesino se pone como loco y al final de un rollo tan aburrido como el resto de la película lo matan.
Para terminar, Shailene habla con los capos del FBI y adivinen: les dice lo que tienen que hacer. Todo: el puesto a asignarle a ella por haber atrapado al asesino, la medalla que debe ser otorgada al policía caído y qué pensión tienen que darle a su pareja gay. Las cosas se hacen desde luego como indica la chica, y a continuación se la ve caminando, pensando en alguna cosa, supongo que en convertirse en presidente de los EEUU como el siguiente paso en su carrera.
Apagué el TV antes de los créditos finales, por miedo a que todavía sucediese algo más.
Una cosa buena ocurrió después de todo, y es que conseguí dormirme, seguramente para olvidar lo cabreado que estaba.