The kings of summer sigue a su protagonista de 15 años en su decisión de escapar del hogar familiar para instalarse junto a dos amigos en una casa construida por ellos mismos en mitad del bosque. Allí, establecerán sus propias reglas y vivirán lejos del control paterno.

Esta atractiva premisa es llevada al cine por dos debutantes en el largometraje: Jordan Vogt-Roberts como director y Chris Galletta como guionista, algo que le viene genial a una película sobre la adolescencia, etapa de búsqueda y autodescubrimiento.

El guionista retrata una sociedad histérica y desquiciada, donde los adolescentes se encuentran perdidos, y cuyos padres parecen igual o más desubicados que ellos. Chris Galletta lo expresa en clave cómica, entregándonos diálogos y situaciones tan divertidas como absurdas.

Es un guión imaginativo cuyo principal defecto reside en la construcción de los personajes secundarios, demasiado planos. Todas las emociones e ideas, en definitiva, todo lo que da relieve a The kings of summer está expresado por medio del protagonista Joe, su amigo Patrick, o su padre, interpretado de forma magnífica por Nick Offerman. El resto son meras marionetas al servicio de la historia.

El personaje del excéntrico Biaggio, toma la responsabilidad de Abú, Flit o Lumiere en las películas Disney, que no es otra que poner la nota cómica y acompañar al protagonista en sus aventuras, pero cuya profundidad es escasa o nula. Esto le resta efectividad, ya que cada vez se nos mostrará menos divertido y más inverosímil.

The kings of summer no es ni mucho menos vacua, pero sí lo son algunos de sus personajes.

El director, por su parte, se entrega a la historia de forma enérgica, con personalidad y sin complejos. La película se siente libre, fresca, espontánea.

Me gusta su final, coherente, realista, comedido.

El Cine en la Sombra
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