Lienzo de poesía, novela, romanticismo, paisajes, historia clásica, vestuario, enclaves y cultura, en fin. La música besa toda la obra creativa de Gonzalo Suárez (desconocido para mí hasta ahora). Una obra con génesis hispana, que sorprendió y agradó en su momento, y que, a mi juicio, no ha colmado las expectativas.

Gonzalo da por entendido que todos tenemos que conocer a los personajes, y he ahí el primer error. No sabía yo que para disfrutar de una película había que tener un libreto cerca. Pero vale. Investigo mientras la observo y sigo quedándome frío, como le pasó a Boyero. Escenas intensas, con música en cúspide, que se cortan y pasan a un silencio baldío, es algo que me ocurrió con “Il Gattopardo” de Visconti.

En resumen, es una película que no me gusta en su consecuencia pero sí en su idea. Suárez concibió un film que pretendía ser mítico, y el paso de los años (y el doblaje), lo han dejado en un telefilm de sobremesa en antena 3.