Dos hermanos con sus parejas deciden alquilar una casa en medio de la nada a un siniestro hombre, que resulta sospechoso sin siquiera verle la cara. ¿Qué puede salir mal? Se preguntarán los protagonistas, y cualquiera, como espectador con experiencia, sonreirá pensando que esto ya lo ha visto antes y sabe cómo acaba.

Con este punto de partida, “Vigilados” se convierte pronto en ese tipo de película en la que el espectador sabe lo que va a pasar, pero ignora cuándo pasará. A diferencia de otras del género en el que los protagonistas son adolescentes dispuestos a pasar el fin de semana de sus vidas, en esta película las parejas son adultas. Sin embargo, también esconden secretos, detalle importante que les hace tomar decisiones y que es crucial para el devenir de la trama.

Con un argumento sencillo y poco trabajado, la película sabe mantener el interés con una narración lenta pero segura, y ese acierto es debido en gran parte a la dirección de Franco, hermano de James que si continúa por este camino se convertirá en Dave por méritos propios. Sabe colocar la cámara y deja que el público disfrute de un ritmo pausado lejos de los slashers al uso en los que la acción suele ser atropellada.

“Vigilados” es una digna ópera prima que juega con unos personajes que van descubriendo pistas y atando cabos mientras el espectador intuye el siguiente paso de una acción que quizás llegue algo tarde, pero que deja buenas sensaciones.