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España España · Madrid
Voto de Moody:
4
Acción. Fantástico China, siglo XV. Un mercenario inglés (Matt Damon) y otro español (Pedro Pascal) son testigos del misterio que rodea a la construcción de la Gran Muralla China; ambos descubrirán que no se construyó para mantener alejados a los mongoles, sino para algo más peligroso: la mítica muralla ha sido edificada para detener la llegada de monstruos devoradores de carne humana. (FILMAFFINITY)
15 de julio de 2017
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Tal y como se dice en la película, existen muchas leyendas alrededor de la Muralla China, leyendas de todo tipo, algunas interesantes, otras más simples y la mayoría solamente eso, leyendas. También una fantástica, sin argumento y difícil incluso de imaginar. La que nos ocupa. Y si hacemos el esfuerzo de creer, al menos que la película se tome en serio a sí misma y sea capaz de crear una trama sólida, un desarrollo que pueda seguirse sin que sea necesario un ejercicio de fe, a menos que todo esto sea una comedia.

Pero “La gran muralla” piensa en aquel lema que dice más difícil todavía presentando a unas criaturas que atacan cada 60 años. Por suerte para nosotros, este año les toca volver y los protagonistas deben esforzarse en defender su lugar. Para ello llevan entrenando y creando sus inverosímiles métodos de ataque durante toda su vida, cuando lo cierto es que a pesar de toda esta preparación, las criaturas son capaces de llegar hasta la superficie regularmente.

Quizás sean detalles, momentos en los que los guionistas querían salir del paso, la necesidad de crear secuencias de acción más personales… Excusas para ocultar un argumento muy pobre y un desarrollo ridículo que solo se vale de unas cuantas coreografías trabajadas y de unos efectos digitales muy mejorables. Puede que lo peor sea su nula capacidad para entretener, el espectador no se preocupa por el destino de los personajes y las secuencias de acción no ofrecen nada nuevo.

Toda esta historia se va estrangulando a sí misma hasta no dejar más opciones que el final grabado, una auténtica locura que basa su éxito en que el público se tome todo con cierto humor. La pareja protagonista se lo juega todo a doble o nada mientras los productores minimizan daños y el reputado director tira su fama por la borda. No hay manera a estas alturas de salir indemnes.
Moody
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