Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Moody:
5
Drama Narra la historia de Margaret y Walter Keane. En los años 50 y 60 del siglo pasado, tuvieron un éxito enorme los cuadros que representaban niños de grandes ojos. La autora era Margaret, pero los firmaba Walter, su marido, porque, al parecer, él era muy hábil para el marketing. (FILMAFFINITY)
20 de marzo de 2015
Sé el primero en valorar esta crítica
Después de una serie de películas oscuras y muy fantásticas como suele ser habitual, Burton da un giro a su filmografía y rueda una película basada en hechos reales, sin artificios imaginativos, y que evoca a una historia humana como ya hiciera en “Big fish”, hace ya muchos años, eso sí.

El argumento, tan real e increíble al mismo tiempo, ha tardado en ser llevado a la gran pantalla y narra la historia de una mujer pintora de cuadros de niños con los ojos enormes, que ve cómo su marido, embaucador profesional, hace suya toda la obra para convertirse en un pintor reconocido. Una historia que tiene un desarrollo lineal y formal que sin embargo resulta ágil y entretenido por la experta mano de Burton y por al compromiso de sus actores principales.

Sobre todo de éstos últimos, que tienen tanta calidad que cualquiera de sus trabajos merece la pena. Waltz es un magnífico vendedor de humo, carente de cualquier tipo de talento que es capaz de ser comprendido por el espectador y así caer bien. Y Adams encarna de maravilla a una mujer decidida e ingenua que es capaz de abandonar a su marido en plena década de los 50, coger a su hija y emigrar hasta San Francisco para terminar trabajando a escondidas del mundo y hacer posible que el espectador entienda su postura y el por qué hace las cosas que hace. No hay buenos ni malos por la gran labor de un guion que trata por igual a ambos personajes y por la comprometida actuación de sus estrellas.

Sin duda le faltan un par de niveles para poder optar a los grandes premios y colarse entre las grandes del año, quizás porque su mayor defecto en su falta de ambición. Burton se conforma con que todo vaya bien y por el camino marcado al inicio, y se limita a rodar siguiendo esta premisa sin arriesgar nada. La película parece rodada en piloto automático para resultar eficaz pero no eficiente, sabiendo que tiene potencial sin desarrollar pero sin que esto importe lo más mínimo, algo bastante incomprensible teniendo en cuenta que el apellido Weinstein pone el dinero y ya sabemos lo bien que se les da promocionar sus proyectos. Esta falta de ambición que también les ha invadido a ellos convierte a “Big eyes” en una entretenida película, pero nada más.
Moody
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow