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España España · Madrid
Voto de Moody:
6
Comedia. Drama Tres personas que ingresan en una clínica de desintoxicación para adictos al sexo deben seguir un programa que comprende doce pasos. (FILMAFFINITY)
22 de junio de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace no demasiado tiempo teníamos en cartelera una película de temática parecida a ésta (la densa “Shame”) en la que el tema central era la adicción al sexo, tema aún tabú en lo que a las adicciones se refiere. Pero aquella película también explotaba la vida de un adicto desde otro punto de vista a como lo hace “Amor sin control”. Normalmente las películas se dedican más a explotar el tema de la adicción al alcohol por tratarse de algo seguramente más accesible y, sobre todo, menos polémico.

Sin embargo, “Thanks for sharing”, cuyo traducción en español vuelve a demostrar lo poco que parece importar respetar la idea original, no es como “Shame”. Mientras ésta era oscura y deprimente, observando la vida del protagonista desde su interior, “Amor sin control” opta por desarrollar la vida de los protagonistas de manera superficial, sin entrar en la profundidad de las acciones que les han llevado a donde están. Parece como si fuese suficiente con narrar algunas de sus situaciones como si nada importante pasara, siendo necesario para el núcleo de la película que alguna situación salga peor que las demás.

Para descargar la parte más dramática que es la que lleva el peso de la trama, el guión añade una trama en la que la comedia es lo importante. Esa historia entre los dos adictos que se ayudan entre sí tiene cierta gracia y despierta una amistad incondicional entre dos personas que son mejores juntas, pero tampoco termina de despegar. Es en ese difícil trabajo de compaginar drama y comedia donde el debutante Blumberg necesita más experiencia en su dirección para hallar el tono necesario con el que el conjunto saldría ganando.

La verdad es que apellidos como Robbins, Ruffalo o Paltrow son reclamo suficiente como para atraer al público a ver la película, y sus actuaciones son solventes, pero poco atractivas. Es posible que ese problema provenga de un guión que solo expone sin detalles a sus personajes, pero también es posible que algunos de ellos tengan el piloto automático puesto en este tipo de trabajos rutinarios.

En su tramo final, la película se arriesga algo más de lo que ha hecho hasta el momento intentando que los personajes toquen fondo con episodios más oscuros y violentos, pero sin dejar de lado ese tono amable que la acompaña durante su duración. Quizás sea demasiado tarde para cambiar de discurso, pero finalmente convence en ese planteamiento de historias cruzadas que les ayuda a superar sus problemas mientras aprenden a ser mejores personas.
Moody
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