Paul Greengrass tiene una forma muy peculiar de rodar sus películas, con planos casi imposibles y con la cámara en mano para transmitir la sensación que se persigue: que el espectador no vea la acción de cerca, sino que la sienta como si estuviera inmerso en ella. En muchos ejemplos ( la saga Bourne, "United 93" o la más reciente "Green zone") Greengrass ha dejado su sello con acción frenética a la vez que ha firmado películas con trasfondo y contenido comprometido, y en esta ocasión no parece defraudar a nadie.

"Capitán Phillips" tiene desde el principio la virtud de enganchar al espectador con una historia que vemos en las noticias con cierta distancia y que no parece tocarnos demasiado, pero que ocurre muy a menudo. El guión muestra en su prólogo la vida de los personajes de ambas partes, sus motivaciones y sensaciones, y de esta manera el espectador tiene un punto de referencia para lo que vendrá después. Con algo más de desarrollo, la historia lleva hasta lo que realmente importa, esa acción con los piratas persiguiendo al enorme carguero y abordándolo. Un puñado de secuencias que reúnen acción, nervios, disparos... un montón de situaciones que están perfectamente narradas y rodadas, y que le dan energía al conjunto.

Pero la película es mucho más que la acción pura y dura. Los personajes, perfectamente diseñados, tienen la suerte de ser interpretados por dos actores en estado de gracias. A la magnífica actuación del debutante Abdi, que se expone física y mentalmente a un combate mano a mano sin luz al final del túnel, se une la excepcional actuación de Hanks, que sigue trabajado sus papeles con entusiamo y mimo de principiante, pero con la determinación y arrojo de la experiencia que le precede. Su capitán es valiente, tenaz y decidido, y es una de las razones principales de que "Capitán Phllips" tenga el nivel que tiene. Ambos están arropados por un puñado de secundarios a un nivel muy alto que son parte de la acción no como comparsas sino como auténticos protagonistas.

Valiente descripción de un hecho real, de una batalla casi diaria que se produce asiduamente y de la que Greengrass, con su personal estilo, saca todo el provecho posible conjugando acción a raudales y contenido comprometido narrando la historia de ambos lados y describiendo no sólo las situaciones de los tripulantes del carguero, sino también las dificultades diarias de los piratas con sus luchas internas por conseguir los botines que navegan las aguas. Es, en definitiva, un thiller auténtico y lleno de matices que sobrecoge desde el primer fotograma.