Película rodeada de ambiente sobrenatural, encuadrada en el thriller psicológico donde el asesino parece jugar con la inteligencia de la policía con una desquiciante tranquilidad y que en todo el metraje alude que no recuerda nada de su vida pasada.
Emulando al padre de la hipnosis Sigmund Freud, el espectador va observando como las víctimas van siendo sentadas en el diván de la subyugación y siendo obligadas a cometer actos que nunca harían en circunstancias normales.
Como tantas otras películas japonesas, está no es una excepción y es de transcurso lento, que muchas veces se convierte en soporífero. De temática extraña, con final incierto que muchas veces te quedas pensando si el director ha sabido que contar en ese final o está hecho a drede para que la gente vea más de una vez su película en pos de encontrar una explicación.
Recomendable de todas formas su visionado para gente que tenga paciencia en este tipo de películas.