La historia del escritor perturbado que habita en una casa maldita en la que se suceden fenómenos extraños está repetida hasta la saciedad. Ya en 1980 lo vimos de manos de Stanley Kubrick en su famoso “El Resplandor”
El mayor problema de “7 Días de vida” es su claro empeño en querer parecerse a la cinta de Kubrick lo que la deja en clara desventaja.
Ellen y Martin son un matrimonio que han sufrido un duro golpe con la pérdida de su hijo.
Martin es escritor y tratando de buscar la inspiración para escribir su próximo libro se trasladan a una casa de campo. Hace 25 años en la casa ocurrió un trágico suceso que unido al dolor de la muerte del hijo del matrimonio hace albergar malos presagios.
Ellen empieza a tener extrañas visiones de que va a morir en pocos días, justamente 7 días. Por su parte Martin está cambiando, su carácter cada vez se hace más insoportable y reacciona de forma hostil con Ellen.
Como ya mencionaba al principio las similitudes con “El Resplandor” son evidentes. La casa aislada, sucesos extraños, posesiones y escritor chalado huelen a tufo y a Kubrick de hacendado.
Aunque el esfuerzo de sus actores principales es meritorio no quita que la cinta se quede en el típico telefilm de saldo que no consigue asustar y no es capaz ni de causar un mínimo sobresalto.
Tal vez lo único curioso es ver al actor Sean Pertwee en un registro diferente a su papel de Alfred en la serie Gotham.