Vinterberg crea el Dogma 95, movimiento que desconocía hasta que vi esta película y la verdad es que alabo mucho la técnica aunque en estos tiempos pueda parecer mala calidad en la que está grabada pero es digno de admirar que no haya luces artificiales, música, ni flashbacks ni decorados. Que todo sea natural, amateur, casero y sobretodo real. Vinterberg me dejó alucinado con La caza, película que ha hecho que quiera ver toda la filmografía de Thomas y es cierto que tiene algunos detalles que beben de esta donde se muestra claramente el tema tabú entre las familias (el sexo) y sobretodo cuando es algo tan duro como la pederastia. Vinterberg no es gráfico ni explícito ni excesivo, es rápido pero claro. Los actores, todos y cada uno de ellos logran plasmar personajes divertidos a la vez que inquietantes e impredecibles. Hay momentos muy intensos y absorbentes. Una trama aparentemente simple pero con mucha triste realidad, la que vivimos muchas familias de dar una cara bonita una vez al año y en el fondo hay más trapos sucios de los que se ven. En la trama está la credibilidad que tengan cada uno de los personajes, es cierto que hay momentos irreales, fantasmagóricos e inverosímiles pero la película logra que empaticemos con los personajes, exquisitos en su desarrollo y con un montaje muy bien hilvanado gracias al guión que impacta al espectador en muchos momentos. Goza de una buena fotografía para el equipo que hay que aparentemente es pobre por ser de tan bajo presupuesto pero logra sorprender mucho y calar en el espectador. Espero seguir disfrutando del buen cine de Vinterberg ya que Querida Wendy estuvo bien pero no lo suficiente como para considerarla buena. Notable.