No tenía muchas expectativas con esta quinta entrega que en cierto modo me parecía innecesaria pero algo de curiosidad tenía debido a que el personaje de Santiago Segura siempre me ha hecho gracia. 3 años después de la pasable pero divertida y amena cuarta entrega donde logró superar el descalabro de la tercera llega con un presupuesto algo menor a su predecesora y con los cameos más justificados y medidos. Se podría decir que es el guión más trabajado de la saga pero a la vez el menos gracioso. Y ese es el motivo de porque la considero una cinta pasable y no llega al interesante, sencillamente por la razón de que me parece una saga desgastada y es curioso porque en la cuarta los chistes funcionaban parodiando en esa ocasión a Evasión o victoria pero en esta entrega los secundarios están por encima del mismo Santiago Segura y eso me parece un problema a la hora de ejecutar y montar una película donde a la vez que Jesulín funciona y Julián López sigue haciendo esas gracias que me conquistaron en Que se mueran los feos, tenemos al mejor secundario de toda la saga y no es otro que Carlos Areces quien representa todo lo más desagradable, casposo, pervertido e hilarante de las cinco entregas, cada momento suyo desde el primero hasta el último funciona y eso se debe a que Segura ha sabido manejar bien el guión cosa que el humor ha flaqueado, es menos desagradable y en cierto modo le perjudica ya que esos puntos eran los que le identificaban. ¿Dónde está el Torrente que la liaba en una discoteca poniendo El Fary? ¿O el Torrente que se evadía de una situación incómoda ya sea un atraco o un infarto?. La cinta funciona como entretenimiento y como comedia a ratos, impagable la escena de falete, pero en general es una cinta más de tantas que forman el elenco de comedias españolas. No pasará a la historia y posiblemente tengamos una sexta si llega a funcionar en taquilla que de momento va bien en este país. Segura, has mejorado el guión pero no el humor. ¿Estás algo gastado o soy el único que lo piensa?