Nada mejor para una cuarentena que series estrenadas en bloque (la fórmula habitual en las plataformas de streaming, confeccionada a la medida del consumidor de grandes dosis). Desde su aterrizaje me había apuntado esta nueva propuesta de Amazon, atraído principalmente por un reparto de lujo para un producto de estas características, y el estado de alarma hizo el resto para que me pusiera manos a la obra. Ya terminada su primera temporada, y a la espera de una hipotética renovación, puedo decir que ha sido una buena elección.

Estamos ante el eslabón perdido en alguna parte entre la memoria histórica de La Lista de Schindler y la fantasía vengativa de Malditos Bastardos, con una estética que baila sin pudor entre los colores pálidos de los campos de concentración y la serie B setentera más desenfadada, al estilo del Tarantino más juguetón y referencial. El debutante David Weil, apadrinado por Jordan Peele y Alfonso Gómez-Rejón (que dirige el piloto), retuerce la historia-ficción a su antojo, mezclando hechos reales como la Operación Clip de Papel y personajes como Simon Wiesenthal (célebre cazador de nazis) o Wernher von Braun (de ingeniero del III Reich a fichaje estrella de la NASA) con una cosecha propia con una marcada impronta personal, pues él mismo tiene en su familia a supervivientes del holocausto.

Con una premisa que emula el viaje del héroe del cómic de superhéroes más canónico (joven anónimo de barrio se ve metido en una gran operación secreta en la que se erige como "el elegido"), algo de lo que se muestra autoconsciente sin medias tintas, el relato va de menos a más y va soltando de manera muy calculada todos los ases que tiene guardados en la manga, que no son pocos. Las marcadas y necesarias concesiones a la comedia no obstan a la primacía del drama, que se refuerza con un continuo recurso al 'flashback', principal mecanismo de construcción de los personajes y sus motivaciones. A la vez, su mensaje de señalamiento a las élites políticas estadounidenses por la importación de nazis es lo suficientemente cristalino como para que se note y quede bien clarito pero en la adecuada dosis y grado de centralidad para que no resulte cansino.

Pero sin duda el gran pilar de esta serie es su reparto. Nadie mejor que Logan Lerman (protagonista de la saga Percy Jackson y de esa joyita titulada Las Ventajas de Ser un ;arginado), paradigma de héroe 'geek', para el papel protagonista. De Al Pacino sobran los comentarios, sigue siendo uno de los mejores actores en activo pese a sus casi 80 años y ofrece una interpretación a la altura de su figura. Otros veteranos como Lena Olin o Dylan Baker están perfectos en sus roles villanos, mientras tapados como Greg Austin, Kate Mulvany, Louis Ozawa o Tiffany Boone aportan frescura y savia nueva en segunda línea. La vis más cómica la ofrece Josh Radnor, en una suerte de híbrido entre el Ted Mosby más esperpéntico y el protagonista de Érase una vez… en Hollywood… ¿le será suficiente para desencasillarse?

El desenlace nos deja muchos cabos sueltos y escenarios abiertos, con inesperados giros de guión que redefinen por completo el tablero de cara a una segunda temporada. Ahora la pelota de la renovación está en el tejado de Amazon. Hasta entonces, ¡mazel tov!

P.D.: No voy a negar que me atrae mucho la idea de una propuesta análoga en el contexto español, con un grupo de intrépidos cazadores de franquistas. Pero no tendría tanta gracia, ya que aquí los "malos" no sólo no tienen que esconderse, sino que se dejan a ver a plena luz y sin cortarse un pelo.