En ese espectacular último capítulo de la segunda temporada Hannibal mata, perdón, perdona la vida de sus perseguidores cuando ha sido descubierta su verdadera personalidad. La policía alertada, dice en voz en off, que tardará 4 minutos en llegar, pero pasan 30 minutos de capítulo y aquí nadie aparece.
Hannibal descubierto huye a Europa, pero en la tercera temporada, no vemos alertada a la interpol, ni orden de busca y captura o de extradicción. Se pasea entre la élite de Florencia siguiendo con sus gustos culinarios.
Encima todos los comisarios de policía italianos son corruptos, como buen tópico americano sobre la vieja Europa.
Jack Crawford tiene por dos veces la oportunidad de matar a Hannibal, pero como estamos a mitad de temporada tenemos que meter un poco creíble giro de guión para alargar la temporada.
Hannibal tan pronto quiere matar como salvar la vida de Will Graham.
En fin, son tantos los fallos de guión que parecen una falta de respeto al espectador
Lo bueno que ya para siempre al nombre de Hannibal Lecter lo asociaremos con Mads Mikkelsen.
Lo malo, que la serie se creyó impune, jugó con fuego y se quemó.