La película comienza con un ritmo lento, presentándonos cómo es la vida en el colegio de las dos protagonistas con las niñas. Todo parece ir bien, Karen hace planes de boda y nada parece que vaya a entorpecer su destino.

Pero todo da un giro cuando una de las niñas es castigada. Los acontecimientos se precipitan y todo comienza a derrumbarse poco a poco. La película da un giro total, las interpretaciones comienzan a ser cada vez más intensas, y hay momentos de auténtica tensión como cuando la niña declara ante su abuela y las dos protagonistas lo que ha visto. Es una escena increíble con una ejecución magistral de William Wyler.

Todo comienza a tener un cariz turbio, ambas se sumergen en el infierno de la calumnia, todo cambia, nada es como antes y no pueden rehacer su vida. Es en esos momentos cuando uno tiene la sensación de estar viendo un peliculón, que tiene todos los ingredientes necesarios para hacer una película interesante, con crítica social y que mantiene la tensión en todo momento.

Los planos finales, con tanta sutilidad, nos dicen muchas cosas sin decir nada.

Estamos ante una película simplemente magistral.