No entro a valorar si esta película es chouvinista o no. Está claro que a los ingleses los dibujan de forma mucho más ética que a los japoneses. Y es de una tremenda ignorancia decir que el jefe japonés sigue el código del bushido y sea tan mala persona, cuando el código bushido tiene otros valores.

Pero la película plantea el dimela de ser prisionero de guerra y acatar órdenes de tus captores o los de tus propios mandos. Trata sobre la moral de los derrotados, sobre la dignidad humana y sobre las ganas de hacer las cosas bien aunque el bien no sea el bien, el que haya visto la película sabrá por qué lo digo.

Las actuaciones son memorables y el ambiente que le da a la película es típico de David Lean.

La he disfrutado, quizás le sobran un poco de planos narrativos, como ya sucede en Lawrence de Arabia, pero también es cierto que te meten más en la historia.

El final me ha parecido muy tenso, muy conseguido y con una intriga que me hacía retorcerme en la silla. Tenía ganas de ver este clásico del cine universal y no me ha defraudado nada.