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Voto de Quatermain80:
7
Drama. Thriller Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos, es un personaje clave en la historia del terrorismo internacional de los años 70 y 80. Considerado por algunos una figura de la extrema izquierda romántica, de hecho era un mercenario oportunista que trabajaba para los servicios secretos de cualquier potencia de Oriente Medio. Además, llegó a formar, al otro lado del Telón de Acero, una organización que estuvo activa durante los últimos años de la Guerra Fría. (FILMAFFINITY) [+]
24 de abril de 2011
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Merece la pena dedicar casi tres horas para ver esta película; es más, merecerá la pena destinar más de cinco a ver la versión completa, que esperemos aparezca editada pronto en DVD, para constatar que la nota que hoy se le adjudica se queda corta.

El filme resulta siempre interesante independientemente de si se analiza partiendo del personaje principal o del contexto en el que actúa. En el primer supuesto, y de acuerdo con la impresión del realizador, hay que convenir que Ilich ("Carlos") es un mito; ello es así porque, tal como nos es mostrado en la película, su personalidad y sus acciones le asemejan a modelos clásicos de probada efectividad, como son Macbeth y Fausto. Estos personajes están obsesionados con el poder, al igual que le ocurre a Carlos, que pese a rodearse y justificarse con una retórica revolucionaria, ansía por encima de todo satisfacer su propia vanidad y afán de poder. Como Macbeth, encuentra que el único camino que existe para ello es ejercer el terror, pero no se percata de que es el propio terror el que acabará poseyéndole a él. Cuando Carlos prueba el poder extraordinario que le proporciona ser un terrorista célebre ya no puede parar, y como Fausto, venderá su alma con tal de conservarlo. Así, la historia de Carlos es una metáfora acerca de la corrupción del idealismo, y consecuentemente, de la corrupción del indivíduo obsesionado con el poder.

Si abordamos el filme desde el contexto histórico, que podemos situar entre las convulsiones del 68 y la caída del bloque soviético, los resultados son igualmente notables, pues realiza un verdadero esfuerzo por mostrar los puntos de contacto entre los grupos violentos de extrema izquierda occidentales, los gobiernos europeos, el conflicto palestino-israelí y la geopolítica del petróleo. Lógicamente, la mirada sobre esta compleja realidad es la de las bandas terroristas revolucionarias (aunque el realizador trata siempre de ampliar el foco, lo que es de agradecer), cuyo periplo histórico puede resumirse en el título de este comentario; en efecto, y como muestra acertadamente el filme, el viaje que emprendieron estas personas desembocó, bien en la frustración, bien en la corrupción. Fue esa frustración o desengaño la que llevaría a algunos de ellos a abandonar la lucha armada ("Angie"), a otros a constatar su derrota intelectual y militar (Weinrich), y a unos terceros a adoptar una desesperada huída hacia delante, bien por pura locura terrorista ("Nada"), bien por interés ("Carlos").
Continúa en spoiler, sin revelar detalles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quatermain80
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