Dónde un comienzo brutal que pretende dar seriedad a la serie (sin conseguirlo, pero apuntando maneras), se difumina con una cabecera que parece hecha para atraer a la parte más pueblerina del público norteamericano (no más), sigue una escena subrealista dónde la partera hace de portera (más incomprensible que el propio parto) y continúa en un matadero cómico.
Y digo cómico porque ahí se desvanece del todo la poca seriedad a la que podía aspirar la serie, con unas sobreacuaciones de las que uno ya está más que harto de ver en el cine español. ¿Es que nunca vamos a tener actores capaces de transmitir un mínimo de credibilidad sin que parezcan payasos esquizofrénicos? Diez minutos para el olvido.
Ya sé que acabo de haceros un spolier de las tres primeras escenas del comienzo de la serie, pero era inevitable para ilustrar mi decepción..
Suelo dar pocas oportunidades al cine español por estas chuminadas, pero no pierdo la esperanza. Hasta que vuelva a perder otros diez minutos con otro bodrio.