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Voto de DougRamsey:
5
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Terror. Ciencia ficción
En realidad no es una continuación de las andanzas del siniestro Michael Myers, pues de los films anteriores sólo toma prestado el título. Aquí, una pesadillas se vuelven realidad cuando un maníaco y propietario de una tienda de juguetes, Conal Cochran, empieza a fabricar unas máscaras que convierten las almas y los cuerpos de los niños en seres diabólicos. (FILMAFFINITY)
9 de octubre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Precuela no reconocida de “La Guerra de las Galaxias. Episodio II: El Ataque de los Clones”. xP
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Alter-sinopsis (con spoiler):
Ni salen brujas ni el zumbao de “La Noche de Halloween”.
Aquí un señor mayor nerviosote huye de un coche en la noche, hasta que unos señores trajeados y muy bien peinados le meten los dedos en los ojos con premeditación. Que si ya cuando se te mete una pestaña molesta pues así ya ni te digo... Aquí ya vemos que los bien-peinaos son los malos, con lo que al minuto 10 ya sabes a qué atenerte. Le llevan al oftalmólogo que resulta ser un señor maduro con un mostacho a lo Magnum, separado y con familia pero algo despechado porque su mujer habla mucho por teléfono, con lo que él se distrae metiéndole mano a las enfermeras sin ton ni son y así, sin venir a cuento. En esas que un bien-peinao vuelve a urgar en la herida del señor mayor-nerviosote, antes de arder a lo loco tras refrescarse con gasolina como en la escena gay de “Zoolander”.
El oftalmólogo maduro, que ya no está pa perder el tiempo, hace uso de su mostacho con la hija huérfana del señor mayor desojado, a la que convence de que algo está pasando... Se las sabe todas. Y sospechan y deciden ir a visitar la fábrica de caretas de otro señor mayor, éste tranquilote, que se ve que fue la última parada del padre antes del altercado. El señor mayor tranquilote ha construido un emporio a base de caretas de látex y jugueticos mecánicos, y tiene a los bien-peinaos de ayudantes, que se ve que eso desgrava. Se ha montao la fábrica en un pueblecico mu majo, lleno de gente que sospecha de los coches pero a los que les parece de lo más normal los bien-peinaos, que haya cámaras que velan por tu seguridad, y que haya toque de queda a media tarde.
El maduro del mostacho reserva una habitación en el pueblo pa investigar haciéndose pasar por pareja de la jovenzuela huérfana, así en plan creible. La chica, a la que parece que le va la mandanga, no le hace ascos y allí que se van: que si “ay qué calor me voy a duchar”, que si “qué toalla más pequeña que ponen aquí”, que si “mira tú que picardías me he traido por si refresca por la noche”. A la lolita lo del padre como que tampoco le afecta en demasía y busca cómo matar el tiempo... En esas que descubrimos que las máscaras de látex llevan una chapita defectuosa que si la tocas con una pinza del pelo te lanza un sable laser de luz a lo jedi y te deja la boca apañá, con las encías levantadas. Y ya tenemos a la señora, curiosona ella, que le da por hacerlo y ¡zas! que le da trabajo para un año a un ortodoncista. Aunque acaba saliéndole una abeja de una muela (?) y eso que se lleva.
Al día siguiente van a visitar la fábrica de caretas de látex invitados por el señor mayor tranquilote, que parece majete pero que tampoco es Willy Wonka. Y al ver al fábrica sospechan: mucho espacio pa tan poco látex. Por la noche raptan a la huérfana calentorra y el del mostacho sospecha de nuevo, y se lia a correr hasta la fábrica mu rápido y llega mu pronto, y sorprende al Willy Wonka y a los bien-peinaos en una habitación llena de teles de tubo y lucecicas que se encienden y se apagan, con no se qué movida de un menhir de Stonehenge. Se ve que el viejete tranquilote quiere partirse el culo con una broma mu bestia con las caretas y un spot de la tele, y que los bien-peinaos son todos airgamboys plus con miel en las entrañas (?). El del mostacho que es muy suyo y fan de La 2, cree que todo eso es telebasura, y como tampoco le mola que le toquen las cosas de comer les desmonta el chiringuito tirando las chapicas por el aire provocando un pulso electromagnético del copón que incendia la fábrica.
Y en mitad de la noche huye con la chica hacia lo desconocido iluminados únicamente por el fulgor de las llamas... hasta que descubre que la chica es una Nancy plus y se atraganta. Rompe con ella, o a ella, llama a las cadenas de tv pa que dejen de emitir el anuncio y... Fin.
¿Vale la pena? Sí, descubres que los clones de Star Wars tenían miel en las venas y te dan ganas de dejarte mostacho.
Ni salen brujas ni el zumbao de “La Noche de Halloween”.
Aquí un señor mayor nerviosote huye de un coche en la noche, hasta que unos señores trajeados y muy bien peinados le meten los dedos en los ojos con premeditación. Que si ya cuando se te mete una pestaña molesta pues así ya ni te digo... Aquí ya vemos que los bien-peinaos son los malos, con lo que al minuto 10 ya sabes a qué atenerte. Le llevan al oftalmólogo que resulta ser un señor maduro con un mostacho a lo Magnum, separado y con familia pero algo despechado porque su mujer habla mucho por teléfono, con lo que él se distrae metiéndole mano a las enfermeras sin ton ni son y así, sin venir a cuento. En esas que un bien-peinao vuelve a urgar en la herida del señor mayor-nerviosote, antes de arder a lo loco tras refrescarse con gasolina como en la escena gay de “Zoolander”.
El oftalmólogo maduro, que ya no está pa perder el tiempo, hace uso de su mostacho con la hija huérfana del señor mayor desojado, a la que convence de que algo está pasando... Se las sabe todas. Y sospechan y deciden ir a visitar la fábrica de caretas de otro señor mayor, éste tranquilote, que se ve que fue la última parada del padre antes del altercado. El señor mayor tranquilote ha construido un emporio a base de caretas de látex y jugueticos mecánicos, y tiene a los bien-peinaos de ayudantes, que se ve que eso desgrava. Se ha montao la fábrica en un pueblecico mu majo, lleno de gente que sospecha de los coches pero a los que les parece de lo más normal los bien-peinaos, que haya cámaras que velan por tu seguridad, y que haya toque de queda a media tarde.
El maduro del mostacho reserva una habitación en el pueblo pa investigar haciéndose pasar por pareja de la jovenzuela huérfana, así en plan creible. La chica, a la que parece que le va la mandanga, no le hace ascos y allí que se van: que si “ay qué calor me voy a duchar”, que si “qué toalla más pequeña que ponen aquí”, que si “mira tú que picardías me he traido por si refresca por la noche”. A la lolita lo del padre como que tampoco le afecta en demasía y busca cómo matar el tiempo... En esas que descubrimos que las máscaras de látex llevan una chapita defectuosa que si la tocas con una pinza del pelo te lanza un sable laser de luz a lo jedi y te deja la boca apañá, con las encías levantadas. Y ya tenemos a la señora, curiosona ella, que le da por hacerlo y ¡zas! que le da trabajo para un año a un ortodoncista. Aunque acaba saliéndole una abeja de una muela (?) y eso que se lleva.
Al día siguiente van a visitar la fábrica de caretas de látex invitados por el señor mayor tranquilote, que parece majete pero que tampoco es Willy Wonka. Y al ver al fábrica sospechan: mucho espacio pa tan poco látex. Por la noche raptan a la huérfana calentorra y el del mostacho sospecha de nuevo, y se lia a correr hasta la fábrica mu rápido y llega mu pronto, y sorprende al Willy Wonka y a los bien-peinaos en una habitación llena de teles de tubo y lucecicas que se encienden y se apagan, con no se qué movida de un menhir de Stonehenge. Se ve que el viejete tranquilote quiere partirse el culo con una broma mu bestia con las caretas y un spot de la tele, y que los bien-peinaos son todos airgamboys plus con miel en las entrañas (?). El del mostacho que es muy suyo y fan de La 2, cree que todo eso es telebasura, y como tampoco le mola que le toquen las cosas de comer les desmonta el chiringuito tirando las chapicas por el aire provocando un pulso electromagnético del copón que incendia la fábrica.
Y en mitad de la noche huye con la chica hacia lo desconocido iluminados únicamente por el fulgor de las llamas... hasta que descubre que la chica es una Nancy plus y se atraganta. Rompe con ella, o a ella, llama a las cadenas de tv pa que dejen de emitir el anuncio y... Fin.
¿Vale la pena? Sí, descubres que los clones de Star Wars tenían miel en las venas y te dan ganas de dejarte mostacho.