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España España · Gijón
Voto de Ubaldo:
10
Western Dos cazadores de recompensas que buscan al mismo hombre deciden unir sus fuerzas para encontrarlo, aunque las razones que los mueven son completamente diferentes... Su título original ("Per qualche dollaro in più") ya sugiere que es la continuación natural de "Por un puñado de dólares" ("Per un pugno di dollari"), dirigida por Leone un año antes. (FILMAFFINITY)
13 de febrero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un gran título de la distribuidora en España (frente al insulso "Por unos cuantos dólares más") para uno de los mejores westerns no sólo de Sergio Leone, sino de todos los tiempos. Esta segunda obra de la "trilogía del dólar" ya muestra plenitud, desaparecen las exageraciones finales de "Por un puñado de dólares", y nos muestra la magia artística de este director que renovó definitivamente el género.

A menudo, cuando veo otras películas del Oeste hechas en 1965 (incluso de algunos años posteriores), me cuesta comprender que sean contemporáneas a "La muerte tenía un precio". No es posible que resistan la comparación: ni en el movimiento de cámara, tratamiento del color, angulaciones, efectos de sonido, comportamiento de actores, banda sonora, etc. Todas las otras cintas parecen monótonas y anticuadas: omnipresentes planos medios o americanos, mediocridad narrativa, colorines de pastel, pantaloncitos vaqueros con vuelta, chalecos y lazos de pajarita por doquier, orquestaciones sinfónicas de ritmo más lento o rápido... Siempre igual.

En "La muerte tenía un precio" nos sorprende la melodía de un silbido. Un atrevimiento que ha quedado en el subconsciente de cualquier espectador a partir de entonces como insinuación y preámbulo de duelo, de tensión marcada a fuego mortal. Los planos cortos de rostros, de ojos, nos acercan al mundo real, al momento psicológico que vive cada personaje. Los planos de detalle, por ejemplo, de un reloj de bolsillo, nos indican que todo, cada cosa que nos rodea, tiene importancia en la vida atormentada que a veces hay que sufrir. Puede incluso soñar su carillón y mezclarse con un insistente acorde de tres cuerdas de guitarra, lentamente, estirando la relatividad del tiempo que vive alguien que va a batirse en duelo, y que sabe que tiene casi todas las probabilidades de morir. Durante el carillón melodioso de ese reloj, mientras dura su música, hay saltos atrás temporales que se presentan en la mente de un personaje condenado a la muerte (como dicen algunos que se repasa en segundos la vida antes de morir).
Ubaldo
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