Cuando todo está perdido de J.C. Chandor es un drama de aventuras marinas y supervivencia basado en un hombre que navega en solitario, y al despertarse una mañana, se da cuenta de que su velero se ha agrietado tras una colisión, yendo entonces todo a peor. Dirigida con un ritmo más bien lento y con un estilo dramático que se va cociendo poco a poco para absorber al espectador, es una obra que plasma muy bien el significado de la supervivencia en el mar y de cómo manteniendo la calma, se puede agarrar la posibilidad de llegar hasta el final, penetrando con ello en el público aún teniendo la pega de que es un monólogo todo el film.
La fotografía es lumínica y bella gracias a unas imágenes grandiosas del mar que evocan y están estéticamente bien trabajadas en una impactante labor repleta de matices. La música es turbadora y emotiva gracias a unas melodías profundas que hacen sentir al público la constante amenaza que experimenta el protagonista, además, tiene unos sonidos muy reales y estremecedores que sobrecogen al espectador. Los planos y movimientos de cámara consuman una labor muy real que aumenta el dramatismo a través del uso de la cámara en mano, subjetivos, primeros y primerísimos planos, detalles, reconocimiento, aéreos, grúas y panorámicos que sacan lo mejor del film.
La actuación única de Robert Redford acapara toda la atención del film con una sobria pero brillante interpretación que trasmite en todo momento serenidad, incluso cuando todo parece estar perdido, concluyendo un monólogo digno de elogio. La dirección artística emplea para este unos vestuarios y caracterizaciones apropiados para el personaje según avanza la historia, al igual que los pertinentes decorados que transportan eficazmente al público. Cabe destacar también, el montaje con flash-back para situar al espectador y luego lineal y seguido hasta enlazar la trama el principio del film.
El guion, escrito por el director, es simple pero expone de forma vigorosa la desesperación del protagonista, que va aumentando gradualmente hasta calar en el espectador, haciéndolo partícipe de una auténtica historia de supervivencia y superación que es notable en resultado y cumple con las expectativas de un film destacable aunque no imprescindible. Esto se lleva a cabo con una narrativa con voz en off del protagonista, que es pesimista y exhibe la desesperanza que siente este, aunque lo que predomina en el film son los silencios.
Para finalizar, la considero una obra notable dentro del género y la supervivencia que trasmite dramatismo veraz en todo momento pero sin caer en el efectismo para sorprender al público, ya que lo único que se propone es hacer sentir en el espectador como va creciendo la desesperanza a medida que avanzan los días tras el naufragio en solitario. Recomendable por su dirección, guion, actuación, fotografía, música, montaje, movimientos de cámara, vestuarios y narrativa que hacen de Cuando todo está perdido, un film merecedor de ser visto por toda clase de públicos.