800 balas de Álex de la Iglesia, es un drama de acción y comedia basada en antiguos especialistas, que hacían de dobles en las cintas del espagueti western y que viven del recuerdo y la miseria. Dirigida con un ritmo trepidante y dinámico, al más propio y cómico estilo del director, es competente y divertida a ratos, ya que entretiene y ameniza sin deslumbrar, pero manteniendo su característico humor y agradando en su visionado.
La fotografía, está cuidada en detalles y es llamativa y alusiva al western, siendo estéticamente apropiada por mostrar en todo momento el cine dentro del cine, en el conocido desierto de Tabernas. Y la música, también es sugerente al western, con sonidos rítmicos e idóneos en un variado y muy apropiado acompañamiento, dando toques emotivos, intrigantes e inquietantes pero con tono jocoso creados por Roque Baños, habitual en las cintas del director.
Las actuaciones, son endebles y arquetipos en líneas generales. Con las interpretaciones cumplidoras de Sancho Gracia, Ángel de Andrés López, Carmen Maura, Eusebio Poncela, Luis Castro, Manuel Tallafé, Terele Pávez, Ramón Barea, Cesáreo Estébanez y Yoima Valdés entre otros. Empleando para estos, unos sugestivos y bien elaborados vestuarios y caracterizaciones sensacionales y efectivos, en una buena dirección artística. Y destacando unos efectos visuales competentes y admirables exaltando lo cómico y jocoso.
El guion, escrito por el mismo director junto con Jorge Guerricaechevarría, es agradable y disparatado, argumentado de manera hilarante y divertida pero sin brillo. Con unos diálogos irónicos, punzantes y dicharacheros entre los distintos personajes. Y unos planos y movimientos de cámara, en un excelente trabajo técnico con gran uso de grúas, rotación, travellings, panorámicos, reconocimiento y avanti bien tratados y apropiados para la acción.
En conclusión, la considero una cinta divertida y amena a ratos, entretenida pero algo trivial e innecesaria en la mejor filmografía del director. Recomendable por su dirección, efectos, planos y movimientos de cámara, vestuarios y caracterizaciones, música y diálogos que hacen de 800 balas una obra distraída y eficiente para pasar el rato, pero sin que le pidas mucho a cambio.