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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
1
Ciencia ficción. Acción. Aventuras. Terror El Coronel Johnny Rico (Casper Van Dien) ha vuelto para liderar a su equipo en una misión secreta de rescate de un pequeño comando atrapado en el remoto planeta de OM-1. En la lucha contra los bichos, la nueva tecnología para armas "Marauder" puede ser la única esperanza contra un traicionero elemento que está operando en la misma Federación.. (FILMAFFINITY)
24 de agosto de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tercera parte de “Starship Troopers” se resume en la fe… Si a alguien le quedaba alguna después de ese bodrio llamado “Starship Troopers 2: El héroe de la federación”, claro. Pero la fe (de la buena) se apodera de un argumento que sigue sacando el jugo pertinente a prácticamente todo lo que contó ya Verhoeven: una sátira de ese cine de acción patriótico y la manipulación mediática que utiliza el poder absolutista y militar.

El retorno de Casper Van Dien puede resultar curioso como la sustitución de los morros de Denise Richards por los de Jolene Blalock, pero realmente “Starship Troopers 3: Armas del futuro” se decanta en esta tercera entrega por la parodia-católica-involuntaria. Transformar la lucha armada frente a los bichos inter-pota-churri-espaciales en una relectura del Nuevo Testamento con toques a lo Lovecraft tiene una fuerza cósmica rectal inusual en el cine directo a DVD. El guión del propio director Edward Neumeier (ya escribió la segunda parte así como el de grandes películas imprescindibles como “Anacondas: La cacería por la orquídea sangrienta”) podría acabar siendo carnaza de la Serie Z o, como hemos podido comprobar recientemente, financiado y dirigido por Ridley Scott. Realmente Neumeier sigue comiendo por firmar el libreto de “Robocop” y su nueva ‘maravilla evangelizadora’ es sencillamente un truño por todos los lados.

El Gran Mariscal es una figura en plan “American Idol” y también busca a un Dios que le habla mientras la religión es prohibida por el ¿Imperio? No falta abominaciones lovecraftianas, ejecuciones, más ejecuciones, beatos y beatas, falsos dioses, representaciones metaleras-angelicales y, por supuesto, una Maria Magdalena que anuncia que Dios no tiene ocho patas ni cuatrocientas… sino tres… Porque, ¿tenemos tres patas, no?
Maldito Bastardo
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