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Thriller. Drama
El marchante americano Tom Ripley (Hopper) intenta poner a prueba la integridad de Jonatham Zimmermann, un humilde fabricante de marcos (Bruno Ganz) que padece una enfermedad terminal. Ripley le presenta a un gánster que le ofrece mucho dinero a cambio de que trabaje para él como asesino a sueldo. En un principio rechaza la oferta, pero, al pensar en el precario futuro que espera a su mujer y a su hijo después de su muerte, acaba aceptando el trato. (FILMAFFINITY) [+]
23 de agosto de 2010
25 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intersantísi.. zzzzzz y divertidísi.... zzzzzzz. Perdón, quería decir, aburridísima y lenta adaptación de la novela de Patricia Highsmith, que para muchos es una obra de culto. Para mí también. Una obra de culto del cine esperpéntico.
Hitler, digo Bruno Granz, AKA "el Jonathan", es el típico alemán serio y soso que no puede pronunciar más de tres palabras seguidas porque sino se autodestruye. Tiene una pequeña tienda de enmarcar cuadros en Hamburgo y un enfermedad en la sangre por la que se va a morir... bueno no, bueno sí... bueno, sólo a veces, bueno depende. Ante la duda, la más tetu... Perdón, ante la duda, decide ir a su médico para que se lo aclare:
- A ver, diga "treinta y tres"
- Ziento ocho.
- No. Treinta y tres.
- Treinta y doz.
- ¡Treinta y tres!
- Treinta y trez.
- Está bien. Es usted un poco tonto, pero no va a morir. Puede irse.
El caso es que un amigo francés, al cual no conoce de nada, le convence de que va a morir y que tiene que matar a un tío. A lo que nuestro Jonathan le contesta un severo y contundente "Yo no soy un pistolero. ¿A quién hay que matar?" Total, que se va a París a matar al tío en cuestión. Antes de asesinarlo, se queda dormido (que no durmiendo) en el metro. Bueno es un pequeño detalle sin importancia, cualquier asesino se quedaría frito antes de matar a su víctima. Por vergüenza, no comentaré el accidente que sufre con un enorme obstáculo y que le ocasiona una brecha. Irrisorio.
Al final, consigue matar al nota, después de una escena larguísima de 10 minutos, en la que no hay diálogos ni música. Ojo, esto es influencia de Hitchcock y un homenaje al cine negro europeo, para muchos es lo mejor de la película. Impresionante. Me gusta. 3 puntos.
Lo mata, sale del metro como si nada y vuelva a Hamburgo sin problemas. Lo normal, vamos. Me parece bien que en la escena de suspense no haya música, lo que no entiendo es que cuando pasa la intriga y llega a casa ¿por qué pone la musiquita del tiririri tiririri... si ya no va a pasar nada? En fín, serán cosas del cine moderno que yo no soy capaz de entender. Wenders, monstruo!
Hitler, digo Bruno Granz, AKA "el Jonathan", es el típico alemán serio y soso que no puede pronunciar más de tres palabras seguidas porque sino se autodestruye. Tiene una pequeña tienda de enmarcar cuadros en Hamburgo y un enfermedad en la sangre por la que se va a morir... bueno no, bueno sí... bueno, sólo a veces, bueno depende. Ante la duda, la más tetu... Perdón, ante la duda, decide ir a su médico para que se lo aclare:
- A ver, diga "treinta y tres"
- Ziento ocho.
- No. Treinta y tres.
- Treinta y doz.
- ¡Treinta y tres!
- Treinta y trez.
- Está bien. Es usted un poco tonto, pero no va a morir. Puede irse.
El caso es que un amigo francés, al cual no conoce de nada, le convence de que va a morir y que tiene que matar a un tío. A lo que nuestro Jonathan le contesta un severo y contundente "Yo no soy un pistolero. ¿A quién hay que matar?" Total, que se va a París a matar al tío en cuestión. Antes de asesinarlo, se queda dormido (que no durmiendo) en el metro. Bueno es un pequeño detalle sin importancia, cualquier asesino se quedaría frito antes de matar a su víctima. Por vergüenza, no comentaré el accidente que sufre con un enorme obstáculo y que le ocasiona una brecha. Irrisorio.
Al final, consigue matar al nota, después de una escena larguísima de 10 minutos, en la que no hay diálogos ni música. Ojo, esto es influencia de Hitchcock y un homenaje al cine negro europeo, para muchos es lo mejor de la película. Impresionante. Me gusta. 3 puntos.
Lo mata, sale del metro como si nada y vuelva a Hamburgo sin problemas. Lo normal, vamos. Me parece bien que en la escena de suspense no haya música, lo que no entiendo es que cuando pasa la intriga y llega a casa ¿por qué pone la musiquita del tiririri tiririri... si ya no va a pasar nada? En fín, serán cosas del cine moderno que yo no soy capaz de entender. Wenders, monstruo!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Como todo ha salido de perlas, su amigo francés desconocido le dice que mate a otro en un tren. Jonathan vuelve a contestar "No pero sí", esto supongo que será influencia de Descartes y de la sempiterna duda metódica germana. El caso es que nuestro Jonathan lo mata y también a un guardaespaldas de propina.
Y así llegamos al final de esta insulsa película, que si ya es mala de por sí, el final es todavía peor... si cabe. Dame un cigarrillo, espera que mato a un tío. Jaja. Una ambulancia, un viejo rodando por las escaleras. Descojone general. La ambulancia ardiendo, el Jonathan que se va, el otro corriendo detrás a lo Aída "Jonathaaaaaan... Jonathaaaaaan", al Jonathan que le da un chungo y la palma... Esperpéntico todo. Ah, por cierto, Dennis Hopper también sale de vez en cuando interpretando a Tom Ripley, hablando con su grabadora y haciendo el gilipollas. El cine de culto es así, señores.
Y así llegamos al final de esta insulsa película, que si ya es mala de por sí, el final es todavía peor... si cabe. Dame un cigarrillo, espera que mato a un tío. Jaja. Una ambulancia, un viejo rodando por las escaleras. Descojone general. La ambulancia ardiendo, el Jonathan que se va, el otro corriendo detrás a lo Aída "Jonathaaaaaan... Jonathaaaaaan", al Jonathan que le da un chungo y la palma... Esperpéntico todo. Ah, por cierto, Dennis Hopper también sale de vez en cuando interpretando a Tom Ripley, hablando con su grabadora y haciendo el gilipollas. El cine de culto es así, señores.