14 de julio de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se acude a 'Metrópolis' como quien acude al médico, esperando recomponer su estado de ánimo, su salud y su espíritu. La obra de Lang ha pasado a la historia por sus icónicas imágenes futuristas, de una ciudad en el año 2026. Quedan 11 años para que se de la fecha prevista, y lo que el alemán describe en su película cada día cobra mayor profundidad.
El expresionismo alemán del que bebió el director se encuadra en el periodo de entreguerras, en una zona donde las vanguardias futuristas e innovadoras de todo el lenguaje pictórico y audiovisual cobraron mayor protagonismo. La cita a Charles Dickens que se encuentra al inicio del film recoge la problemática del proletariado, de los explotados económicamente, de los que sufren la tiranía de un poder difuso en aras de la estabilidad. Hay una historia de amor entre medias, los sueños de un delirante científico, el trasfondo del conservadurismo, la rebelión y las consecuencias que puede traer esta para los que la llevan a cabo. En poco más de una hora de metraje caben decenas de interpretaciones, de una profundidad estética brutal, donde, hasta la época, no se había hecho nada tan original ni provocador. Una obra de arte.
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