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España España · Oaxaca
Voto de Minke:
4
Terror En la naturaleza existe vínculo indisoluble entre la belleza y la muerte. El ser humano, deudor de su entorno, imita lo que observa. Como mosquitos atraídos por el faro más brillante, los turistas están apagando la luz de la ciudad más hermosa del planeta. La agonía de las últimas décadas ha desatado la ira entre los venecianos. Para frenar la invasión, algunos se han organizado, dando rienda suelta a su instinto de supervivencia. ... [+]
3 de noviembre de 2023
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El pavoroso abismo que se abre sobre el cine hace que cada día sea más difícil elegir películas. Las serias son totalmente fallidas, Oppenheimer, Tar et al; amigos nos informan del último artefacto Scorsese con muchísima prevención, además de incluir al intragable Di Caprio. De los blockbuster, es decir, los taquillazos para todos los públicos descerebrados, véase Barbie, alias Yoyolanda, mejor ni hablamos y el cine independiente anda desaparecido en combate contra Internet y sus secuaces. O sea que de vez en cuando se le echa un vistazo a películas que antes no se hubiera reparado en ellas.

Ahora resulta que el gordito De la Iglesia se nos hace ecologista alternativo para componer un discurso anti turismo global que es más falso que el agujero de ozono, también desaparecido del discurso oficial ecolojeta. Es como si Santiago Segura firmara una película con los Javis y se hiciera miembro del Camino Neocatecumenal, o sea de los Kikos.

Esta se ve sin pena ni gloria, más si estamos acostumbrados a los guiones De la Iglesia, a sus planos cortos, a su montaje sincopado, a sus recursos alimenticios, a sus gracietas sin sustancia. Está bien el rodaje en la ciudad, donde le han dejado hacer casi de todo. Y basta. Ni actuación, ni fotografía, ni gracia.

Además, el carácter saduceo de la trampa reside en que tras la aparente crítica a los grandes cruceros que invaden la Serenísima ciudad, al turismo masivo, a las despedidas de solteros (y solteras), se esconde una llamada precisamente a todo lo contrario, es decir, a seguir destruyendo las ciudades más glosadas por las redes fecales.

Tras el visionado apostamos a que hay más cretinos dispuestos a correr a Internet para embarcar en un crucero mastodonte, hincharse a comida basura en el buffet y machacar la ciudad. Que ojalá se hunda en el mar con todos ellos dentro.
alfonso
Minke
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