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España España · Astrabudua-Erandio
Voto de Eskgrafico:
7
Animación. Comedia. Drama Maggie vuelve a 'Ayn Rand School for Tots', la guardería en la que ya estuvo en el episodio "Un tranvía llamado Marge". Allí hacen pasar a cada bebé por una máquina que determina su porvenir. El de Maggie sale como "nada especial", así que la colocan en una zona no muy buena de la guardería. (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2020
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Que los productores y guionistas de Los Simpson aman el arte que nos ocupa no es ningún secreto, a la vista salta cuando se ven las numerosas referencias y parodias cinematográficas de las que la serie está trufada en sus (por ahora) treinta y dos temporadas. Tras una incursión en este arte en 2007 con la que, al menos, salvaron los muebles, Matt Groening y su equipo se atrevieron con algo único, restaurar aquella vieja costumbre de proyectar cortos de dibujos animados antes de la película principal que tan bien habían hecho los de Warner Bros con sus Merrie Melodies/Looney Tunes y antes que ellos la Disney con sus Silly Simphonies o Pixar con esas maravillas que nos enamoraban y de paso celebrar las veinticinco castañazas de la familia Simpson cerrando el círculo, pues lo que empezó en el corto, debía volver al corto.

Para tal fin eligieron a la más diminuta pero más fabulosa miembro de la familia Simpson, Maggie, quién en apenas cuatro minutos es capaz de llenarnos de ternura y emoción sin pronunciar una sola palabra.

El autor de Portland nos sorprende con una mini historia en la que nadie habla y ni falta que hace, sobre la cotidianeidad de una guardería, pero, como es natural en él, (los que le seguimos desde los cómics sabemos de su vena cáustica) añade grandes dosis de sátira sobre los modelos de educación y el sistema de EEUU, y, para todos aquellos que sepan de filosofía, le pega un buen palito, en menos de cuatro minutos, a la teoría filosófica de Ayn Rand, musa del liberalismo.

Y, aparte de todo eso, construye una historia tierna y dulce, quizá algo alejada de lo que solemos ver en las producciones, tanto en papel como en pantalla, del dibujante estadounidense, con sus famosos diálogos demoledores, diálogos ausentes en esta producción, que demuestra que Groening no necesita palabras para extender grandes niveles de ácido y sátira.

Maggie, en su bendita inocencia, es objeto de la separación por capacidades en la guardería de Springfield y de la aplicación, al pie de la letra, del objetivismo randniano, además de tener que enfrentarse a Gerald Samson, el bebé unicejo eterno rival de la pequeña, que quiere matar a una mariposa que acaba de nacer. La historia es simple, pero destila una inmensa ternura y una dulzura pocas veces vista en un cortometraje, y menos aún en una producción de Matt Groening, quién suele dar destinos bastante crueles a sus personajes.

Durante treinta años, Maggie nos enseñó el valor del silencio y de lo pequeño, y con esta película nos enseñó que no hacen falta palabras para enamorar. No te mueras nunca, pequeña.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Eskgrafico
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