Película interesante acerca de un actor famoso, que vive en un hotel, que entre película y película se aburre como una ostra, que se acuesta con unas y con otras para pasar el rato, que tiene un ferrari de color negro el cual conduce por lo general a 70 u 80 km/h., etc. En definitiva un tipo exitoso por fuera y vacío por dentro como el esqueleto de un erizo de mar.

Es curioso como podemos obsevar el lujo, la relajación, el nivel de vida tan acomodado y venerado que vive el protagonista, y a la par el vacío existencial que siente como ser humano. Por esto llega a afirmar en un momento dado: "No soy nada como persona, nada".

Aún así, quizás es porque él no se ha puesto a mirar bien y con detenimiento todo lo que tiene para ser feliz, pues todo lo que tiene y de lo que disfruta haría muy feliz a la mayoría de los hombres de este planeta. Empezando porque tiene una hija de 11 años, que es una joya, un encanto, una bendición de Dios.

Mi consejo al protagonista es: Si en los momentos en que estás con tu hija, es cuando más feliz te sientes, procura estar la mayor cantidad de tiempo a su vera, ayudarla, educarla, verla crecer, disfrutar como padre y como ser humano de una de las pocas cosas que en verdad te hace feliz, y ciérrate la bragueta o el andar metiendo el pajarito en vaginas por doquier, ¡que vas a coger un sidazo o algo peor!