La película en sí abarca un periodo de tiempo de la historia (de película, valga la redundancia) de Chet Baker. Músico de jazz sobradamente conocido.
La película con cierto estilo "cool-jazz-moderno" de estética, luces, fotografía. La ambientación que transporta a las portadas de sus discos, a la estética de la época; y la música, ante todo, es lo que sirve como buen colchón para las interpretaciones de los protagonistas.
Sobre todo Ethan Hawke hace un trabajo encomiable. Se aprecia el destello de Chet en sus ojos, su tono burlón, cínico, egoísta, triste... está ahí.
Una película correcta, sin grandes alardes ni meteduras de pata. Un protagonista soberbio.