Hay pocas cosas peores que tener entre manos la gallina de los huevos de oro y matarla por agotamiento al querer sacarle más de lo que puede dar. Algo así me parece a mí que le ocurrió a los encargados de esta serie. Si uno ve los primeros episodios, más o menos hasta el sexto, la serie es apasionante, está muy bien trabada y sorprende que en semejante complicación haya coherencia.

Pero a partir del sexto episodio debieron, estos encargados de los que hablo, sorprenderse del éxito que estaba teniendo la serie, y decidieron que la iban a exprimir al máximo. Así, lo que originalmente daría para, a lo sumo, un par de temporadas de diez o doce episodios, se convirtió en cuatro temporadas hipertrofiadas, con total falta de coherencia y con unos giros argumentales penosos.

Nada les importaba a los guionistas, lo que había que hacer era exprimir al máximo la gallina de los huevos de oro, tanto que pasaron de tener en las manos un potencial producto de culto que ganase con el paso de los años y los encumbrara como autores, a tener una porquería abultada hasta la náusea por su propia avaricia.

Mi consejo: limitaos a ver la primera media docena de capítulos e imaginad el resto. Da igual si tenéis poca imaginación o creéis que vuestro desarrollo sería poco interesante. Cualquier cosa será mejor que la bazofia de los capítulos (inacabables) que quedan por delante. Os lo dice uno que cometió el fallo de verla entera con la vana esperanza de que mejorara y recuperara el encanto original. Error. Solamente va a peor, es más, a mucho, muchísimo peor.

Con un poco de suerte algún realizador tomará esos buenos capítulos iniciales como punto de partida y terminará la serie como debió haber sido en un principio, sin excesos cometidos por la avaricia, y yo seré el primero en verla y puntuarla con buena nota.