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Drama
La mundialmente famosa Lydia Tár está a solo unos días de afrontar el mayor reto de su carrera profesional: grabar la sinfonía que la llevará a las alturas de su ya formidable carrera. Pero su vida personal y sus decisiones van a ir interfiriendo en su carrera musical con consecuencias imprevisibles. (FILMAFFINITY)
20 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos hallamos ante la segunda parte de la película de Iñárritu protagonizada por Leonardo, en este caso dirigida por Todd Field y encabezada por la gran Cate.
Sí, estás pensando: “este tío es gilipollas o está como una jodida regadera”. No vamos a perder el tiempo en demostrar la nula relación artística entre ambas películas. Pero sí nos encontramos ante el mismo enfoque, el mismo, a la hora de realizar el film. Un foco único, si en su momento fue sobre Leonardo, en esta ocasión pues es sobre Cate. Field basa todo su trabajo en el papel de la señora Blanchett, que es muy bueno, todo hay que decirlo, pero… ¿es suficiente? Porque volvemos a esa galaxia que gira en torno a la prota constantemente, unilateralmente; y por el camino deja un reguero de actrices, actores y partes del guion desaprovechados y/o ninguneados, solamente para que la actriz principal cope el 100% del protagonismo en todas y cada una de las tomas.
Y ahora vamos con el segundo enfoque de la película: la apología del falocentrismo.
Quizá hay que leer muy bien entre líneas y, en realidad, es una estupenda y sutil crítica a lo que tienen que hacer las mujeres para acceder a los puestos importantes en el trabajo. Que no es otra cosa que renunciar a su identidad y comportarse como hombres, y cuanto más hombre de Atapuerca, pues mejor. Ojalá sea así, porque sino, Cate, como mujer en un puesto laboral y cultural de mucho prestigio, estaría haciendo un flaco favor al colectivo femenino. Su actitud con todo lo que le rodea es la del típico hombre con poder que se cree mejor que los demás (si son mujeres ya ni te cuento) y menosprecia a todo el que pasa cerca de ella.
Ahora en el spoiler, diversos puntitos sobre ambos enfoques.
Sí, estás pensando: “este tío es gilipollas o está como una jodida regadera”. No vamos a perder el tiempo en demostrar la nula relación artística entre ambas películas. Pero sí nos encontramos ante el mismo enfoque, el mismo, a la hora de realizar el film. Un foco único, si en su momento fue sobre Leonardo, en esta ocasión pues es sobre Cate. Field basa todo su trabajo en el papel de la señora Blanchett, que es muy bueno, todo hay que decirlo, pero… ¿es suficiente? Porque volvemos a esa galaxia que gira en torno a la prota constantemente, unilateralmente; y por el camino deja un reguero de actrices, actores y partes del guion desaprovechados y/o ninguneados, solamente para que la actriz principal cope el 100% del protagonismo en todas y cada una de las tomas.
Y ahora vamos con el segundo enfoque de la película: la apología del falocentrismo.
Quizá hay que leer muy bien entre líneas y, en realidad, es una estupenda y sutil crítica a lo que tienen que hacer las mujeres para acceder a los puestos importantes en el trabajo. Que no es otra cosa que renunciar a su identidad y comportarse como hombres, y cuanto más hombre de Atapuerca, pues mejor. Ojalá sea así, porque sino, Cate, como mujer en un puesto laboral y cultural de mucho prestigio, estaría haciendo un flaco favor al colectivo femenino. Su actitud con todo lo que le rodea es la del típico hombre con poder que se cree mejor que los demás (si son mujeres ya ni te cuento) y menosprecia a todo el que pasa cerca de ella.
Ahora en el spoiler, diversos puntitos sobre ambos enfoques.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Intérpretes ninguneados:
- Un detonante marcado por unos mensajes de una persona que nunca aparece en la película.
- Una asistenta que se borra del mapa y de la que podemos deducir o intuir cosas, pero, verdaderamente, no sabemos nada de ella; si está enamorada de su jefa, es simple admiración, si tenía amistad con la de los mensajes…
- Una esposa (o novia, porque ni se sabe) de la que solo sabemos que toca el violín y que toma una pastilla.
- Una chica humilde que no sabes si tiene un rollo Anne Baxter en Eva al desnudo o simplemente las cosas ocurren así sin que ella se dé cuenta ni intervenga de ninguna forma.
Partes del guion desaprovechadas:
- De la chica de los mensajes sabemos que era alumna suya y que tuvieron una aventura. No se ahonda nada más.
- De la asistenta o secretaria, o lo que sea, no sabemos si su decisión se da por dignidad y ética o, simplemente, por despecho por no ser la “elegida”. Seguramente sea lo segundo, pero no se puede confirmar. Y, si fuera así, pues tampoco nos han mostrado que recibiera una promesa por parte de Cate o que llevara mil años esperando el puesto. La impresión que tenemos es la de una secretaria explotada, nada más.
- Su novia (o mujer, una vez más) solo tiene un momento lúcido en la película (que dura 5 segundos): cuando toma las riendas en el ensayo en el que Cate no sabe dominar la situación. El resto del metraje pasa de puntillas, incluso al principio con el tema de la pastilla te la quieren vender como si fuera una mujer inestable, cuando es la más cabal de todo ese mundillo.
- A Anne Baxter la acerca a casa en coche y entra detrás en una especie de laberinto de vagabundismo en un edificio en ruinas inexplicable. ¿Por qué? ¿Vive así? ¿La ha querido engañar? ¿Para qué?
En cuanto a la apología del falocentrismo:
- Con su novia siempre tiene un trato de condescendencia cual marido petulante que te entran ganas de partirle la cara. Hasta con su hija parece el típico padre despreocupado que no la ve nunca ni se interesa por ella. Añadiéndole también la faceta de padre malote amenazando a compañeras de su hija.
- Con su secretaria tiene un trato vergonzoso, como si fuera una mierda, como si el trabajo de secretaria no fuera digno y como si no tuviera sentimiento alguno. Es una explotación y una humillación constante.
- Con Anne Baxter va con pies de plomo, pero quiere seducirla poco a poco intentado impresionarla desde su posición. Aunque ahí se lleva una buena lección, ella es humilde y le importa un carajo su clase social y su poderosa posición laboral.
- No queda con amigas, las pocas veces que la vemos en una charla distendida es con hombres en una cafetería. Parece que es con quién se siente cómoda.
Y, si te das cuenta, cada una de esas mujeres representa un hecho sexual diferente:
- La violinista de su orquesta es con quien asienta una relación.
- Anne Baxter es la última víctima que se le ha escapado.
- La secretaria es con quien ha tenido una aventura, pero ha sabido pasar página y mantener la discreción.
- Y, finalmente, la de los mensajes es con quien ha tenido una aventura, pero no ha sabido pasar página y todo se ha ido de las manos.
Todas han estado bajo su yugo laboral y a todas o se las ha tirado o se las ha querido tirar. ¿A qué te suena eso?
En serio, piénsalo un momento… si fuera un hombre el protagonista no habría que cambiar ni una página del guion, ¡ni una! Podría haber sido, perfectamente, la vida de Plácido Domingo.
- Un detonante marcado por unos mensajes de una persona que nunca aparece en la película.
- Una asistenta que se borra del mapa y de la que podemos deducir o intuir cosas, pero, verdaderamente, no sabemos nada de ella; si está enamorada de su jefa, es simple admiración, si tenía amistad con la de los mensajes…
- Una esposa (o novia, porque ni se sabe) de la que solo sabemos que toca el violín y que toma una pastilla.
- Una chica humilde que no sabes si tiene un rollo Anne Baxter en Eva al desnudo o simplemente las cosas ocurren así sin que ella se dé cuenta ni intervenga de ninguna forma.
Partes del guion desaprovechadas:
- De la chica de los mensajes sabemos que era alumna suya y que tuvieron una aventura. No se ahonda nada más.
- De la asistenta o secretaria, o lo que sea, no sabemos si su decisión se da por dignidad y ética o, simplemente, por despecho por no ser la “elegida”. Seguramente sea lo segundo, pero no se puede confirmar. Y, si fuera así, pues tampoco nos han mostrado que recibiera una promesa por parte de Cate o que llevara mil años esperando el puesto. La impresión que tenemos es la de una secretaria explotada, nada más.
- Su novia (o mujer, una vez más) solo tiene un momento lúcido en la película (que dura 5 segundos): cuando toma las riendas en el ensayo en el que Cate no sabe dominar la situación. El resto del metraje pasa de puntillas, incluso al principio con el tema de la pastilla te la quieren vender como si fuera una mujer inestable, cuando es la más cabal de todo ese mundillo.
- A Anne Baxter la acerca a casa en coche y entra detrás en una especie de laberinto de vagabundismo en un edificio en ruinas inexplicable. ¿Por qué? ¿Vive así? ¿La ha querido engañar? ¿Para qué?
En cuanto a la apología del falocentrismo:
- Con su novia siempre tiene un trato de condescendencia cual marido petulante que te entran ganas de partirle la cara. Hasta con su hija parece el típico padre despreocupado que no la ve nunca ni se interesa por ella. Añadiéndole también la faceta de padre malote amenazando a compañeras de su hija.
- Con su secretaria tiene un trato vergonzoso, como si fuera una mierda, como si el trabajo de secretaria no fuera digno y como si no tuviera sentimiento alguno. Es una explotación y una humillación constante.
- Con Anne Baxter va con pies de plomo, pero quiere seducirla poco a poco intentado impresionarla desde su posición. Aunque ahí se lleva una buena lección, ella es humilde y le importa un carajo su clase social y su poderosa posición laboral.
- No queda con amigas, las pocas veces que la vemos en una charla distendida es con hombres en una cafetería. Parece que es con quién se siente cómoda.
Y, si te das cuenta, cada una de esas mujeres representa un hecho sexual diferente:
- La violinista de su orquesta es con quien asienta una relación.
- Anne Baxter es la última víctima que se le ha escapado.
- La secretaria es con quien ha tenido una aventura, pero ha sabido pasar página y mantener la discreción.
- Y, finalmente, la de los mensajes es con quien ha tenido una aventura, pero no ha sabido pasar página y todo se ha ido de las manos.
Todas han estado bajo su yugo laboral y a todas o se las ha tirado o se las ha querido tirar. ¿A qué te suena eso?
En serio, piénsalo un momento… si fuera un hombre el protagonista no habría que cambiar ni una página del guion, ¡ni una! Podría haber sido, perfectamente, la vida de Plácido Domingo.